El Instituto de Biomecánica (IBV) participa en el proyecto europeo HARKEN con el objetivo de desarrollar textiles inteligentes capaces de medir la actividad cardiaca y la respiración del conductor para evitar la somnolencia y la fatiga al volante.
Los resultados de la investigación proporcionarán a las empresas productos novedosos de alta tecnología, y les ayudará a mejorar su posicionamiento en el sector del automóvil, con un nuevo dispositivo que permitirá la creación de detectores de fatiga fiables.
Los nuevos materiales contarán con sensores integrados en el textil del asiento y en el cinturón de seguridad de los vehículos. El dispositivo desarrollado durante el proyecto medirá las señales fisiológicas del conductor y permitirá alertarle ante una situación de fatiga incipiente y anticiparse al riesgo de accidente.
Los accidentes de tráfico provocados por la fatiga representan un importante problema social y económico para la UE. En 2008, se produjeron más de 1.2 millones de accidentes de tráfico en la UE, con 1.5 millones de heridos y 38.000 muertos. Este tipo de accidente será la tercera causa de muerte y discapacidad mundial más frecuentes en 2020.
Según datos del eSafety Forum, más del 8% de todos los accidentes de vehículos están relacionados con la fatiga. Esto implica cerca de 100.000 accidentes y 125.000 heridos al año en la Unión Europea. Esta proporción aumenta en el caso de los accidentes con víctimas mortales, siendo la fatiga del conductor responsable de entre el 20 y el 35 % de los accidentes severos.
Las medidas para evitar la fatiga al volante pueden ir dirigidas a conductores, empresas, infraestructuras o vehículos. Las campañas publicitarias, la mejora de las infraestructuras, los cambios en la legislación y los sistemas a bordo para alertar a los conductores cuando están fatigados son algunas de las medidas que, durante estos últimos años, han ido poniéndose en marcha.
Los detectores de fatiga integrados en los componentes del vehículo pueden reducir este problema, salvando miles de vidas al año y reduciendo en miles de millones de euros los costes sanitarios. “Por esta razón los fabricantes de componentes de automóviles trabajan en conseguir soluciones para la detección de la fatiga, aunque las aproximaciones actuales son limitadas, porque no pueden medir la valiosa información fisiológica de los conductores, que son un factor crucial para evaluar su estado actual, de ahí la importancia de esta investigación”, explica José Solaz, director de Innovación de Mercado del Instituto de Biomecánica, en Automoción y Medios de Transporte.
Financiado a través del 7º Programa Marco, dentro del Programa “Capacidades. Investigación en beneficio de las PYMES”, el proyecto HARKEN arrancó en julio de 2012.
El Instituto de Biomecánica participa en esta investigación junto al centro tecnológico Eesti Innovatsiooni Instituut y la Universidad de Manchester.
Este proyecto cuenta con la empresa FICOMIRROS como representación de los proveedores TIER1 de la industria del automóvil, y reúne a un consorcio de Pequeñas y Medianas Empresas que producen componentes de vehículos (textiles para asientos – BORGSTENA, cinturones de seguridad – ALATEX, tejidos inteligentes – SENSINGTEX, y biosensores – PLUX), que crearán un producto para satisfacer esta demanda. Estas empresas han unido su experiencia para crear un sistema de sensores no invasivos para medir la actividad cardiaca y la respiración, y eliminar el ruido y los artefactos que pueden distorsionar estas señales en un vehículo en funcionamiento; además calculará los parámetros relevantes que se necesiten para la detección de fatiga.
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Fuente: IBV-UPV