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El cine es una herramienta para lograr el cambio hacia la igualdad de género

Te doy mis ojos (Cartel)La cineasta Itziar Bollaín se acercó hace trece años a la realidad de los malos tratos y la violencia dentro de la pareja con la película Te doy mis ojos. En declaraciones recientes a un medio de comunicación ha asegurado no poder entender cómo un hombre que quiere tanto a una mujer puede machacarla.

Con la finalidad de hacer visible la perpetuación del imaginario simbólico sociocultural en lo que se refiere a las identidades masculinas y, en su caso, los cambios en los estereotipos representados del género masculino, la doctora por la Universidad de Alicante (UA), Aurora Daniel Villa, ha realizado la investigación La construcción socio cultural de la masculinidad. Un análisis de las identidades masculinas representadas en la filmografía española de principios del siglo XXI. Para conseguir su objetivo, hace un acercamiento a cómo se está representando el género masculino y sus identidades en la filmografía española de principios del siglo XXI.

La doctora ha analizado los diversos modelos de identidades masculinas representadas en el cine español durante los primeros años del siglo XXI, viendo cómo se representan estas construcciones socioculturales de género, y qué alternativas de identidad al modelo de masculinidad hegemónica se manifiestan en los filmes. Además, ha observado cómo estas nuevas identidades masculinas evolucionan y se desarrollan en una sociedad en constante cambio. Aurora Daniel se basa en la indiscutible parcela de poder en la configuración simbólica de la realidad social que tiene el cine, como medio audiovisual; puede imponer una determinada visión de la sociedad naturalizando a través de los personajes representados, ciertos estereotipos socioculturales. Así, mientras, por una parte, puede fomentar la perpetuación social de la identidad de los géneros, por otra, tiene la capacidad formativa de abrir alternativas a estos estereotipos. La doctora discierne que el cine puede ser entendido como una herramienta de cambio que posibilite a los individuos materiales simbólicos alternativos para la construcción de nuevas identidades de género más igualitarias.

A lo largo de la investigación se ha podido observar que, todavía en pleno siglo XXI, se sigue poniendo en entredicho el principio igualitarista de género en el ámbito cinematográfico español, tanto en la representación como en la producción. Por lo tanto, se han observado ciertas reticencias en los contenidos a mostrar una equidad de género, con alguna excepción. Las identidades masculinas siguen siendo, en su mayoría, representadas en el cine español desde una visión androcéntrica y heteropatriarcal, mostrando perfiles masculinos basados en el éxito social y profesional, caracterizados por unas personalidades tendentes a la dominación y a la violencia. No obstante, un mismo personaje puede encarnar diversos tipos de masculinidades, lo que puede ser debido a una evolución lógica del personaje dentro de la historia o por la interacción puntual con otros personajes. Esto se puede interpretar como un reflejo de una sociedad en continuo cambio y en la que los hombres se encuentran con el desafío de cómo construir una nueva identidad que suponga una transformación estructural y profunda encaminada a facilitar las relaciones de género de forma más equitativa y que les convierta en compañeros más iguales, todo ello sin perder la masculinidad y evitando que esto devenga en mera fachada cimentada en modas efímeras que se centran, sobre todo, en el aspecto físico (metrosexuales, ubersexuales, hipster, etc).

Partes del estudio

La autora del estudio elaboró primero una guía de modelos identitarios masculinos, que aplicó a continuación al análisis. Para hacer esta guía realizó una aproximación a la sociología del cine, y a la evolución histórico-sociológica y académica de los estudios de género, incluyendo en ésta la teoría fílmica feminista, haciendo referencia a la teoría queer y a los estudios sobre la homosexualidad y su representación en el cine. E incluye un apartado de la historia del cine en España y la evolución que ha sufrido la representación del género.

El segundo paso fue el análisis fílmico-sociológico de las películas seleccionadas; y, en tercer lugar, elaboró una clasificación tipológica de las identidades masculinas y que pretende ser una muestra representativa de la realidad socio-cultural en la que se han creado los filmes.

Las representaciones de los hombres

La mayoría de la producción cinematográfica española, destaca la investigadora, está realizada por hombres. Además, la visibilidad de las mujeres en la industria, no sólo como directoras, se ha manifestado más bien escasa.

Del análisis realizado a las veinte películas españolas de principios del presente siglo, deduce que las identidades masculinas personificadas son fundamentalmente poliédricas, pudiendo observar, en un mismo personaje, una variedad de identidades, en muchas ocasiones contradictorias. Las identidades de género son reflejadas claramente, llegando incluso en ocasiones, a convertir los personajes en caricaturas de la masculinidad. Otra constante que se aprecia a lo largo del análisis es el tema de la virilidad como una forma más de manifestación de la competitividad masculina. Y por último, otra de las características, por excelencia, representada es la unión entre la identidad masculina y la necesidad del éxito profesional y del reconocimiento social. Aun así, se ha observado un cambio sustancial en la representación de algunos personajes que nos muestran la decadencia de identidades hegemónicas machistas y violentas.

La doctora distingue cuatro modelos de representaciones masculinas, que son, la hegemónica heteropatriarcal tradicional, representada por modelos masculinos basados en valores de dominación y violencia, virilidad y sexismo, competitividad y éxito profesional, marginación y racismo; la hegemónica heteropatriarcal tradicional en decadencia, representada desde los valores anteriores, pero con un punto crítico que las muestra obsoletas y fuera de nuestro tiempo y de los valores socioculturales actuales; la cómplice de las dos anteriores, representada por personajes que en cierta manera no comparte totalmente estos valores heteropatriarcales pero que si hacen uso de ellos en determinadas interacciones sociales para conseguir algún tipo de ventaja social y/o personal. Esta es una de las que más aparece, y quizás sean las que mejor reflejan la realidad social. Y, en último término y la menos representada es la alternativa, caracterizada por mostrar masculinidades en proceso de cambio, que muestran hombres más comprometidos con su entorno que establecen vínculos afectivos más sólidos, y también que están más dispuestos a mostrar sus emociones, y son más conciliadores en la resolución de conflictos.

Dirigida por el doctor en Sociología y profesor titular de Sociología de la Cultura y de las Artes de la Universidad de Alicante, Juan Antonio Roche Cárcel, la tesis doctoral ha obtenido el aprobado cum laude el pasado mes de enero en la Universidad de Alicante.

Filmografía analizada

La lista de los veinte filmes analizados son Krampack, de Cesc Gay (2000); La vida de nadie, de Eduard Cortés(2001); Los lunes al sol, de Fernando León de Aranoa (2002); Los novios búlgaros, de Eloy de la Iglesia (2002); En la ciudad, de Cesc Gay (2003); Te doy mis ojos, de Itziar Bollaín (2003); Seres queridos, de Teresa de Pelagrí y Dominic Harari (2004); Semen. Una historia de amor, de Inés París y Daniela Fejerman (2005); El penalti más largo del mundo, de Roberto Santiago (2005); Los aires difíciles, de Gerardo Herrero. 2006; La torre de Suso, de Tom Fernández (2007); Fuera de carta, de Nacho García Velilla (2008); Pagafantas, de Borja Cobeaga (2009); Que se mueran los feos, de Nacho García Velilla (2010); Cinco metros cuadrados, de Max Lemeck (2011); 18 comidas, de Jorge Coira (2011); Una pistola en cada mano, de Cesc Gay (2012); Todas las mujeres, de Mariano Barroso (2013); 321 días en Michigan, de Enrique García (2014); y Blockbuster, de Tirso Calero (2014).

Fuente: UA