Los estudiantes universitarios carecen de una formación en salud sexual y reproductiva al iniciar sus estudios universitarios. Este es uno de los resultados de la tesis doctoral “Estrategias docentes de Enfermería para el abordaje de la sexualidad, la salud sexual y la salud reproductiva en adolescentes y jóvenes” realizada por el doctor Manuel Antonio Velandia Mora. Mª Mercedes Rizo Baeza, una de las dos directoras de tesis, afirma que «los alumnos llegan a la universidad con escasos conocimientos en salud sexual y reproductiva; cada vez están aumentando más los casos de enfermedades de transmisión sexual entre jóvenes. La solución pasaría por una mayor formación en este campo, poniendo el énfasis en la prevención de las ETS con anticonceptivos de barrera (preservativos)».
El investigador trabajó con estudiantes de segundo año de carrera de Enfermería de la Universidad de Alicante. Las charlas en el instituto han sido en muchos casos nulas o insuficientes. «Sólo se les ha dado charlas sobre los aspectos biológicos, relacionadas puramente con los órganos de reproducción. Y, de estos, quien las ha recibido, que únicamente se dieron en Alicante ciudad, las valoran muy mal. En esta comunidad no hace parte del programa educativo este tipo de formación», asegura. Si bien, y como indica Rizo «también hicimos una investigación dentro del grado en Trabajo Social y el resultado fue igual; como similar fue en el grado en Educación».
Este estudio se centra en la formación que se da en Enfermería en el cuidado de adolescentes, en sexualidad, salud sexual y salud reproductiva y diagnostica las necesidades en la formación académica de los estudiantes de Enfermería de la UA en los citados campos de adolescentes y jóvenes, como una estrategia que oriente la autodeterminación, el empoderamiento y el ejercicio responsable de la sexualidad como fundamentos de su propio autocuidado y del de los adolescentes que serían usuarios. Para ello, Velandia, que durante los tres años de ejecución de la tesis fue mejorando las metodologías (cualitativas-cuantitativas), realizó tanto encuestas, como entrevistas grupales y escritas, a una muestra formada por estudiantes de primer curso de Enfermería de la UA en los años 2008/2009 y 2009/2010, así como a alumnado de Ciencias de la Educación, diplomado en Maestro, Especialidad en Educación Primaria, en el curso 2009/2010.
El doctor observó que la sexualidad, la salud sexual y la salud reproductiva no formaban parte del programa de formación académica de la Diplomatura de Enfermería de la UA. «También, llama muchísimo la atención que los estudiantes suponían que el currículo de los estudios de Enfermería, tenía asignaturas de este tipo», añade. En Magisterio, a cuyos estudiantes se dirigieron después, descubrieron que el desconocimiento era similar. «El riesgo está ahí, porque no hay conocimiento», apunta el investigador. Velandia planteaba al alumnado si consultarían a los profesionales de enfermería, y responden estos que, por lo general, no lo harían; tampoco consultarían con sus maestros. «Es gravísimo que no confíen», señala.
El autor considera el papel crucial de los profesionales de la salud en la prevención de las enfermedades de transmisión sexual, el embarazo adolescente y en la promoción de conductas sexuales seguras. Por ello, deberían implicarse en la educación afectivo-sexual de los adolescentes, siendo necesario incluir dentro del modelo de servicios desde la enfermería de los Centros de Salud este tipo de intervenciones.
El método más efectivo
La riqueza del estudio radica en que la metodología diferente que han diseñado para la adquisición de conocimientos en competencias psicoemocionales es la adecuada. Inicialmente, los estudiantes rellenaban un cuestionario anónimo, donde indicaban sus conocimientos y sus necesidades sobre salud sexual y salud reproductiva; seguía una clase magistral teórica y, finalmente, la clase práctica o seminario. «Hicimos un seminario práctico, en el que los estudiantes por grupos de cinco persona, reproducían un caso en consulta, mediante juego de role play, planteando los temas sobre los que más les gustaría saber. Se trataron cinco casos diferentes. Para esto, ellos bajaban el material y preparaban una consulta. Como resultado, se dieron cuenta que teoría y práctica no tienen nada que ver, que ante estas situaciones complejas, se requiere de unas vivencias previas y simuladas para saber actuar. La gente quiere una respuesta práctica, así como detectaron sobre qué les faltaba informar en la consulta a los estudiantes». Tras este seminario, se comprobó que los estudiantes sí van a hablar con el profesor y preguntan sobre estos temas, declara Velandia. A posteriori, se pasaba una evaluación totalmente anónima.
Rizo y Velandia aportan en su estudio la metodología idónea por medio de role play diseñado y preparado por el propio actor que, en este caso, es el alumno. «Los alumnos han reconocido que esta parte de práctica no la habían tocado en la asignatura enfermería materno-infantil y es con la que más han aprendido», afirma Mª Mercedes Rizo. La metodología es, así, la clave, reconoce la directora de tesis.
Otra segunda estrategia llevada a cabo fue ofertar un seminario externo, gratuito y voluntario, sin créditos, con información más avanzada sobre salud sexual y reproductiva, en el que se matricularon, en plena época de exámenes, mayo de 2014, veintitrés estudiantes.
En el estudio se comprueba la necesidad, valorando que se deben plantear alternativas a la formación. El resultado de este estudio revela que los alumnos con 18 años llegan a la universidad con una base muy baja en estos temas, tienen una carencia muy importante en algo que están practicando y que les va a generar una disfunción sexual, al margen de los embarazos y las ETS. Así es como los investigadores crearon un seminario de profundización en salud sexual y reproductiva. El seminario se impartía en el título de diplomado en Enfermería, con una duración de cinco horas y dentro de la asignatura “Materna infantil”. En los nuevos planes de estudio, el grado le asigna dos horas y media y se recibe dentro de las asignaturas de “Cuidados de Enfermería en el ciclo vital” y “Cuidados a la madre y al niño”. En países como Colombia esta formación sí hace parte del programa de la escuela.
Rizo Baeza reivindica el deber de la Conselleria de introducir conocimientos de todas las necesidades básicas en la educación, tal y como está contemplado desde el año 1991 en la vigente Ley Transversal de conocimientos, «cosa que no se está haciendo. En el siglo XXI, los chavales vienen menos preparados que antes».
Casi mil alumnos han pasado ya por los seminarios, desde que empezaran en el año 2012. Una de las propuestas es crear, en los centros de salud, una consulta para el niño y adolescente. Recuerda Rizo que «somos el único país de Europa que no ha introducido la Enfermería en los centros escolares».
El estudio científico se realizó dentro del programa de doctorado en Enfermería y Cultura de los cuidados, del Departamento de Enfermería, y estuvo dirigido por María Mercedes Rizo Baeza y Ana Luisa Velandia Mora. Becado, dentro del programa de ayudas a la investigación en el curso 2008/2009, por el Centro de Estudios sobre la Mujer de la Universidad de Alicante, obtuvo el Premio Extraordinario y es de consulta libre en internet, habiendo alcanzado más de 17.000 visitas, siendo el número de visitas en España superior que en Latinoamérica. Este dato, para el investigador, es muy significativo.
El proyecto de tesis ha dado lugar a la creación de un grupo de investigación interdisciplinario e interinstitucional que continúa perfeccionando las metodologías y ha ampliado el campo de estudio al rol que cumplen las emociones y el lenguaje en la construcción del conocimiento.
Consultas:
Algunos de los resultados que se extraen de las preguntas de mujeres y hombres y su comparativa da como resultados afirmaciones como que las mujeres creen que los hombres saben más que ellas, «lo cual no es cierto», anota el doctor; «y que los imaginarios que las mujeres tienen sobre los hombres no son tales». Además, no preguntan por temas como tránsitos de género o transexualidad, pero sí preguntan sobre homosexualidad, si bien, no tanto sobre lesbianidad; y de esta última, «creen que existen las mismas necesidades que en la homosexualidad. Sobre anticoncepción, usan, desde muy temprana edad, anticonceptivos hormonales, cuando lo más recomendable es el preservativo. No deberían exponerse a cargas hormonales altas. El imaginario de ellas quiere creer que no son tan seguros los condones», apunta. Las mujeres presuponen que la píldora del día después se puede usar varias veces al año, confundiendo un anticonceptivo con un método abortivo que es, dice el experto. Tampoco relacionan las mujeres la relación genital con la posibilidad de embarazo o enfermedad de transmisión sexual, «que parece que sólo preocupa después». Ellas hacen preguntas ilógicas y tienen muchos mitos que traen de las abuelas.
Fuente: UA