“Poner en marcha proyectos de demostración de la tecnología anaerobia de membranas (AnMBR) para depuración de aguas, tener en cuenta las ventajas económicas y medioambientales en los actuales procesos de evaluación de la política europea de aguas, reflexionar sobre los costes del agua y promover la participación del consorcio en la elaboración de una guía sobre Planes de Gestión del Riesgo, relacionados con el futuro reglamento de reutilización del agua”. Estas son las principales conclusiones del informe de conclusiones del proyecto europeo Sustainable Wastewater Treatment Combining Anaerobic Membrane Technology And Water Reuse, que ha sido liderado por el grupo de investigación CALAGUA -formado por personal del Departamento de Ingeniería Química de la Universitat de València (IQ-UV) y del IIAMA-UPV– y que celebró el pasado mes de mayo la jornada de clausura en Bruselas. El consorcio ha estado integrado por diferentes universidades, centros de investigación, administraciones nacionales y regionales, empresas y usuarios finales pertenecientes a cinco países (España, Francia, Italia, Portugal y Malta).
La investigación buscaba detectar las posibles barreras normativas europeas, nacionales y regionales que frenan la aplicación de estas tecnologías innovadoras para la reutilización de agua regenerada en agricultura y de este modo, cumplir con los principios de la Economía Circular. “A pesar de las ventajas y el potencial, la reutilización de las aguas regeneradas no ha alcanzado una aplicación a gran escala en Europa”, afirma Aurora Seco, Catedrática de Tecnologías del Medio Ambiente de la UV y coordinadora del proyecto.
La importancia de la tecnología anaerobia de membranas
En el desarrollo del proyecto, se han estudiado diferentes marcos regulatorios con el objetivo de promover una mejor recuperación de los recursos de las aguas residuales. “Con la tecnología AnMBR, las aguas residuales se convierten en fuente de energía, nutrientes (nitrógeno y fósforo) y agua regenerada susceptible de ser reutilizada dada la elevada calidad, tanto microbiológica como en cuanto a contenido de sólidos, que presenta. De esta manera se contribuye a cerrar el ciclo de energía y materiales en el sector del tratamiento del agua de acuerdo con los principios de la Economía Circular”, asevera la Dra. Seco Torrecillas.
De hecho, el informe de conclusiones aboga por poner en marcha proyectos a escala de demostración de plantas de depuración con la tecnología de biorreactores anaerobios de membrana (AnMBR), al ser un concepto más sostenible para el tratamiento de aguas.
“La tecnología AnMBR contribuye a reducir el impacto ambiental dentro del campo del tratamiento de la depuración ya que minimiza las emisiones de CO2 al evitar la oxidación de la materia orgánica y reemplazarla por la producción de un biogás adecuado para su aprovechamiento energético. Es importante resaltar que los tratamientos para agua potable y aguas residuales representan el 7.6% del consumo total de energía en todos los países de la Unión Europea”, afirman desde el consorcio del proyecto.
Por todo ello, la también coordinadora del grupo de investigación CALAGUA Unidad Mixta UV-UPV, Aurora Seco, resalta que las conclusiones a las que se han llegado tras el desarrollo de los trabajos, es que se debe avanzar “hacia una administración moderna que impulse soluciones innovadoras en el contexto de la economía circular y, por tanto, alcanzar los objetivos de las políticas económicas y ambientales a través de la innovación”.
Socios del proyecto
En el proyecto -que formaba parte del programa europeo Innovation Deal for Circular Economy– han participado la Comisión Europea, junto a diferentes autoridades públicas como son la Confederación Hidrográfica del Júcar, Águas de Portugal, The Energy and Water Agency (Malta), la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural de la GVA y la Entidad Pública de Saneamiento de Aguas Residuales (EPSAR).
También formaban parte del consorcio universidades (Universitat de València, Universitat Politècnica de València, Universidade Nova de Lisboa), centros de investigación franceses (el Institut Européen des Membranes y el Laboratoire de Biotechnologie de l’Environnement del INRA), el consorcio del proyecto H2020 SMART Plant, la empresa ECOFILAE, y la comunidad de regantes del Canal de Riego del Río Turia, estos últimos como usuarios finales del agua regenerada.
Fuente: IIAMA UPV