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La primera ola de COVID-19 agravó la brecha de género en la producción científica

La Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universitat de València (ETSE-UV) lidera un estudio de cuatro instituciones científicas europeas que señala que durante la primera ola de COVID-19 las mujeres de todo el mundo vieron mermadas sus investigaciones, especialmente en la franja de edad entre 25 y 45 años. Publicado en la revista Plos ONE, el estudio más grande hasta hoy sobre productividad científica ha analizado 2.329 revistas de la plataforma Elsevier, con más de cuatro millones y medio de artículos de más de cinco millones de investigadores.

Daniel García (izquierda) y Francisco Grimaldo, en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universitat de València.

“Una hipótesis probable de la brecha de género en esta edad son las cargas familiares. Las científicas jóvenes fueron las que principalmente se encargaron del cuidado de la familia y las responsabilidades del hogar, donde pasaron una mayor cantidad de tiempo de acuerdo con los datos de Google Mobility, con lo que tuvieron menos tiempo para desarrollar sus investigaciones”, ha destacado Francisco Grimaldo, investigador principal de este estudio en la UV.

Con el inicio de la pandemia y el confinamiento aumentó enormemente la producción de artículos académicos, especialmente en los campos de medicina y salud. Los científicos (en masculino) tenían más tiempo para trabajar y producir papers (artículos). Las científicas, que en principio estaban en las mismas condiciones, también aumentaron la producción, pero este crecimiento fue mucho menor que en el caso de los hombres (que llega a ser el 50% menor en función de la franja de edad y la disciplina). Es decir, se produjo más de lo habitual, pero los científicos en mayor cantidad que las científicas.

Según Francisco Grimaldo y Daniel García (también de la UV) y expertos de la Universidad de Milán, la Universidad de Lund y la Universidad de Linnaeus (las dos últimos de Suecia), publicar más puede permitir a muchos hombres darse a conocer y agrandar su currículo de investigador. “En los próximos años, podríamos ver cómo el camino iniciado en los primeros meses de 2020 daría más frutos en la carrera de muchos hombres, no así en la de las investigadoras y científicas que se vieron obligadas a hacerse cargo de otras tareas que, se supone, son compartidas”, explica Francisco Grimaldo.

En ciencia es fundamental publicar las investigaciones y compartir los resultados, por lo que cada estudio es susceptible de convertirse en un artículo, si bien muchos no llegan a ver la luz. Las revistas científicas descartan miles de artículos cada año. La editorial Elsevier, que posee datos de 2.329 cabeceras científicas diferentes, ha cedido los datos anonimizados de todos sus artículos a la Universitat de València, tanto los publicados como los que no, lo que ha permitido realizar este estudio.

En el artículo publicado se menciona también la revisión de los papers que llegan a las revistas. Se trata de una tarea compartida en la comunidad científica a la que prácticamente la totalidad de científicas y científicos dedican una parte importante de su tiempo. Con el aumento de los trabajos científicos, publicados o no, también aumentaron las correcciones. “Sin embargo, aquí no se ha constatado diferencia entre géneros, lo que viene a decirnos que las mujeres siguieron manteniendo su vocación de servicio a la comunidad científica”, explica Grimaldo.

Este artículo es resultado del proyecto “Herramientas informativas avanzadas sobre la revisión por pares de artículos científicos”, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, la Agencia Estatal de Investigación y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, con referencia RTI2018-095820-B-I00.

Referencia bibliográfica

Squazzoni F, Bravo G, Grimaldo F, García-Costa D, Farjam M, Mehmani B (2021). Gender gap in journal submissions and peer review during the first wave of the COVID-19 pandemic. A study on 2329 Elsevier journals. PLoS ONE 16(10): e0257919.

Fuente: UV