La empresa valenciana Kanteron, compañía biomédica-informática, ha trasladado su sede central al Parc Científic de la Universitat de València (PCUV) atraída por su hub biotecnológico. “Nuestra oferta tecnológica se ha ampliado al campo de la Genómica y la Farmacogenómica por lo que nos interesa estar cerca de los laboratorios de empresas e institutos de investigación relacionados con la bioinformática y la biotecnología”, ha explicado su fundador Jorge Cortell.
«Nosotros somos la única empresa en el mundo que conecta los silos, sistemas con información médica independientes y aislados. Un paciente genera una historia clínica que se distribuye por muchos silos distintos no interconectados. Esto es realmente útil cuando los casos son complejos e implican a más de un especialista. Aunar toda su información es un reto enorme y Kanteron ha conseguido que fluya de principio a fin entre todos esos sistemas informáticos sin tener que sustituirlos”, ha subrayado Cortell: “Por ejemplo, con nuestra plataforma el médico escanea una imagen de patología digital que puede pesar 14 gigas y se convierte en estándar similar al de una imagen de radiología a la que se puede acceder incluso desde el móvil”.
La compañía, fundada en 2005, cuenta con tres filiales -la norteamericana, la británica y la española- y una estructura distribuida en 6 países, que son España, Inglaterra, EEUU, Brasil, Colombia y Australia. «Contando con las tres tenemos un equipo muy fluido, que crece considerablemente cuando asumimos proyectos de ministerios de Sanidad. Con todo, el core de Kanteron somos una docena de personas con intereses amplios y determinadas habilidades, no solo en tecnología médica, sino en videojuegos, robots y satélites, entre otras», explica el director de Operaciones, Juan Tatay.
500 instalaciones médicas
En estos momentos está presente en 500 instalaciones médicas de 15 países, «a lo que hay que sumar muchas oportunidades abiertas en la zona Asia-Pacifico. Si las consiguiéramos todas, estaríamos hablando de un total de 60 países”, informan con cautela los dos responsables. Entre sus clientes se encuentran el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS), el American College of Radiology de EEUU y el ISSSTE de México. Cortell se niega a hablar de cifras, pero destaca que «el año pasado duplicamos la facturación y las previsiones para este son superiores a doblar la facturación».
La empresa exporta el 99,5% de su novedoso software y cuenta con alianzas con Microsoft, Google e IBM. «Empezamos atacando el mercado español, pero fue más rápido llegar al mercado exterior. En algunos países, particularmente España, el obstáculo es político. Las adquisiciones de sistemas informáticos son extremadamente conservadoras, en especial porque las autonomías son fieles a sus proveedores. Llevan décadas con los mismos y eso no es casualidad. Al ser una empresa pequeña, somos oportunistas y acudimos donde merece la pena nuestro esfuerzo», sostiene Cortell.
Kanteron, que se ha autofinanciado hasta el momento, se encuentra «buscando inyección de capital que nos permita dar el salto”. Al respecto, Cortell señala que «cuando pasas de ser una empresa internacional a global en este sector ya no te puedes autofinanciar. El ciclo de venta de la tecnología sanitaria es de unos 18 meses de promedio. Pero cuando se alcanza la madurez, aumenta considerablemente la demanda, salen grandes oportunidades y te hacen falta recursos que no puedes asumir con las ventas propias. El desfase es muy grande. Que la búsqueda de capital requiera vender la empresa es una opción, pero nuestra idea es conseguir una inversión que permita a la empresa alcanzar su potencial».
De la imagen médica a la genómica
Jorge Cortell (Valencia, 1972), de formación pluridisciplinar en siete universidades internacionales (Empresariales, Informática, Medicina, Genómica) y jugador de baloncesto profesional, fundó el proyecto de Kanteron con el propósito de crear soluciones de imagen médica.
Sensibilizado con la cura del cáncer, desde 2010-2011 su oferta bioinformática ha ido añadiendo la patología digital, los biosensores y ahora la genómica y la farmacogenómica. «Vamos ampliando dominios a medida que vamos incorporando tecnologías que lo permiten. Hoy nuestro sistema incluye la posibilidad de obtener y monitorizar la información genética de un paciente para que el médico pueda elegir los medicamentos que mejor se adaptan a su secuencia. Es lo que se llama medicina de precisión».
Cortell, instalado en Londres, trabaja mano a mano con Juan Tatay (Valencia, 1967), primer empleado de la empresa y con una experiencia de más de 20 años en consultoría y despliegue de tecnologías. Él será el responsable de dirigir la sede central en el Parc Científic.
Fuente: PCUMH