La Cátedra de Cooperación y Desarrollo Sostenible de la Universitat Jaume I de Castelló (UJI) ha realizado un seminario virtual titulado Generación de alianzas frente a la COVID-19 con el objetivo de reflexionar sobre el momento actual de pandemia y la necesidad de establecer una estrategia conjunta. El seminario estaba enmarcado dentro del programa de actividades de la Cátedra para 2021 en el marco del convenio de colaboración que desarrolla la UJI con la Generalitat Valenciana.
En la inauguración, Joan Antoni Martín, director de la Cátedra y vicerrector de Internacionalización y Cooperación de la UJI ha destacado «la oportunidad de reflexión que implica una actividad de este tipo». Por su parte, Lourdes Sanchís, subdirectora General de Cooperación y Solidaridad de la Conselleria de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática ha puesto de manifiesto cómo la pandemia ha supuesto tanto una crisis sanitaria como económica y social en la que se han visto revertidos progresos sociales alcanzados en los últimos años, una situación que requiere de la generación de alianzas para reforzar los avances logrados con respecto a los Derechos Humanos, la igualdad de género y la cooperación. «La crisis puede ser una oportunidad de formar a la ciudadanía en capacidad crítica con un enfoque global en conexión con la Agenda 2030», ha apuntado.
Durante la primera parte de la sesión, Marisa Rebagliato profesora de la Universitat Jaume I y experta en epidemiología ha presentado datos referentes a distintos indicadores que muestran la situación actual a nivel epidemiológico de la COVID-19, así como la cobertura de la vacunación en las diferentes regiones del mundo. A partir de estos datos, se evidencia la influencia de la pandemia en el incremento de la desigualdad y la pobreza, brecha que se encuentra no únicamente entre países sino también a nivel local. «Las profundas consecuencias para la salud y la economía de la pandemia de COVID-19 están recayendo sobre los grupos más vulnerables de la sociedad», ha afirmado. Para terminar su intervención, Rebagliato ha presentado la plataforma COVAX, una iniciativa compuesta por 190 países que busca el acceso equitativo a las vacunas. «Uno de los problemas es que, hasta el momento, la iniciativa no ha tenido gran repercusión, los países con mayores ingresos realizaron acuerdos bilaterales directos con las empresas farmacéuticas y acapararon dosis disponibles. Complementariamente, las donaciones que se están llevando a cabo responden a motivaciones geopolíticas», ha explicado.
Por otra parte, Lourdes Sanchís ha remarcado cómo la administración mantiene tres pilares de acción frente a la pandemia: salvar vidas y reforzar los sistemas de salud pública, proteger y recuperar los derechos de las personas que presentan una mayor vulnerabilidad y mantener el tejido productivo a la par que reforzar la gobernabilidad democrática. Además, ha destacado el papel de la cooperación descentralizada a través de las instituciones autonómicas y locales que llevan más de 30 años cimentando un trabajo conjunto solidario y coordinado para hacer frente al desafío que supone la pandemia.
A continuación, Francisco J. Fernández en calidad de director de comunicación de Farmaindustria ha puesto de relieve el desafío que ha supuesto para las farmacéuticas, que han hecho lo que se esperaba de ellas, y han asumido tres grandes líneas: la investigación que se hizo con rapidez y de forma cooperada, la producción y la distribución equitativa de los tratamientos. «Una vacuna desarrollada en nueve meses es un hito importante. Se ha contado con los recursos científicos, económicos y de la cooperación entre instituciones sanitarias como las agencias del medicamento para conseguirlo», ha señalado. Así mismo, ha compartido el problema que implica la distribución: «Los países con posibilidades compraron de más en la primavera del año pasado, compraron a riesgo para asegurarse de que saliera la vacuna que saliera tuvieran disponibilidad. La clave es distribuir los excedentes y el desafío es ser capaces de movilizar esa redistribución. No es una cuestión de disponibilidad de dosis sino de distribución», ha afirmado.
Posteriormente, Cristina Ramón, presidenta de la Coordinadora Valenciana de ONGDs ha explicado los cuatro grandes problemas que ha puesto de manifiesto la COVID y que desde la coordinadora llevan décadas denunciando: el incremento de la pobreza y la desigualdad que se ha visto traducido en una desigualdad en el acceso a la vacunación, las desigualdades de género, el cambio climático y la debilidad de los datos. Como oportunidad ha defendido que «la pandemia puede servir de catalizador del cambio, vamos a utilizar esta pandemia como un espejo del mundo para vernos y ver qué está pasando, la interdependencia entre las distintas dimensiones de la sostenibilidad y qué podemos cambiar».
En la segunda parte del seminario, se han planteado los requisitos para una alianza efectiva que facilite el abordaje de la pandemia y, en este sentido, se ha debatido sobre la liberación de patentes. Francisco J. Fernández ha apoyado el modelo de protección industrial y lo ha relacionado con la rapidez en la creación de las vacunas. En esta línea ha planteado la cuestión de si le corresponde a la iniciativa pública asumir todo ese riesgo en el proceso que asumen las iniciativas privadas y las compañías.
En contraposición, Cristina Ramón ha remarcado el enriquecimiento por parte de las farmacéuticas durante la pandemia y ha puesto de manifiesto la necesidad de una alianza entre la empresa, la academia y la ciudadanía que plantee un Plan Mundial de Vacunación y fomente la asociación entre las oficinas de estadística de todo el mundo para mejorar la disponibilidad a la hora de tomar decisiones, además de promover una sociedad mundial resiliente, inclusiva, transformadora y que restaure los Derechos Humanos.
Por último, se ha abierto un espacio de debate con el resto de asistentes: representantes de Amnistía Internacional, del Observatorio Psicosocial de Recursos en Situaciones de Desastre de la UJI, entre otros, para debatir sobre la necesidad de un acceso universal al tratamiento y a las vacunas desde una distribución justa y equitativa.
Como conclusión, se ha destacado la necesidad de establecer un Plan Mundial de Vacunación y acceso al tratamiento equitativo para todas las personas desde un enfoque de justicia basado en Derechos Humanos, en el que se debería hacer una efectiva redistribución de las vacunas y fortalecer los sistemas de salud, especialmente de los países más empobrecidos.
Fuente: UJI