Un grupo de investigadores del Instituto de Neurociencias, centro mixto de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha descubierto el mecanismo que explica el efecto analgésico del hialuronato de sodio, una sustancia que se utiliza en cirugía estética y en oftalmología, que se inyecta en millones de pacientes para tratar el dolor articular. El estudio, que podría tener aplicaciones médicas en el tratamiento de dolencias como la artrosis, ha sido publicado en la revista “Nature Communications”.
El hialuronato de sodio (hialurónico) es una sustancia que se encuentra presente en todos los tejidos y, de forma natural, en el líquido sinovial que contienen las articulaciones, donde actúa como amortiguador de las fuerzas mecánicas que se generan continuamente con el movimiento, para prevenir que estas fuerzas desgasten y dañen la articulación. Sin embargo, acaba ocurriendo en una gran parte de la población mayor de 60 años, lo que da lugar a la artrosis, especialmente de rodilla, enfermedad que se acompaña de inflamación, dolor intenso y discapacidad física. En la artrosis, la concentración y el tamaño de las moléculas de hialurónico articular son bajos, lo que reduce su efecto amortiguador y facilita el daño de los tejidos articulares, así como la liberación de sustancias químicas inflamatorias. A su vez, estas sustancias actúan sobre unas moléculas llamadas canales TRPV1, presentes en los nervios de la articulación, que son excitadas y provocan el envío de unas señales nerviosas de dolor al cerebro.
El investigador de la UMH Carlos Belmonte explica que “desde hace años, para tratar la artrosis se emplea la inyección de hialurónico en la rodilla, buscando lubricarla para así reducir el dolor. Nuestro trabajo ha revelado que el efecto analgésico del hialurónico inyectado en la articulación, no sólo se debe a la recuperación de su papel como filtro viscoelástico, sino que se une, también, a los canales TRPV1, haciéndolos menos sensibles a las sustancias inflamatorias, con lo que los nervios que señalan el dolor articular se silencian en parte”.
Por su parte, la investigadora del Instituto de Neurociencias Ana Gomis añade que “para realizar esta investigación hemos llevado a cabo un estudio experimental que incluye experimentos biofísicos en canales iónicos, de imagen y de registro nervioso y conductal en animales, así como modelos moleculares computacionales”.
El canal TRPV1 está implicado en los procesos dolorosos en general y en muchas otras funciones biológicas, por lo que es hoy objeto de un gran esfuerzo investigador y farmacológico. El hallazgo de una nueva y especial interacción entre el hialurónico y el canal TRPV1 abre nuevas posibilidades a la modulación de este canal iónico para el tratamiento del dolor y muy en particular del dolor en la artrosis.
Fuente: UMH