Anna Llorca, Elisabeth Malonda y Paula García, investigadoras del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la Universitat de València (UV), concluyen que la gestión de las emociones en adolescentes es importante para poder controlar el comportamiento agresivo, y así dominar la potencial delincuencia. El estudio, publicado en dos artículos, apunta la importancia de introducir en los centros educativos programas de intervención que fomenten la habilidad de autogestionar estos estados emocionales.
La investigación compara un marco emocional concreto (el conjunto formado por la ira, la ansiedad, la depresión y la inestabilidad emocional) entre un grupo de jóvenes adolescentes que tiene antecedentes delictivos y un grupo que no los tiene. Las tres investigadoras de la Facultad de Psicología concluyen que existe una fuerte relación entre la inestabilidad emocional y la ira en ambos grupos, pero sólo el formado por infractores canaliza estas emociones hacia la agresión.
Los diferentes estados emocionales analizados son, según la investigación, “más sencillos y lineales en el grupo de jóvenes no infractores, mientras que la relación entre la inestabilidad emocional y la ira o la ansiedad es más compleja en el caso de los agresores”, explican Llorca, Malonda y García. Aseguran que los resultados del estudio muestran la diferente función de la rabia entre el grupo de delincuentes y el de no delincuentes. Los primeros modulan la agresividad física y verbal, la cual lleva a la delincuencia, a partir de la rabia.
En los artículos publicados en las revistas The European Journal of Psychology Applied to Legal Contexto y Psicothema, las expertas también incluyen la variable del género, y diferencian en cada uno de los grupos las respuestas de chicas y de chicos. La única variable que presenta una desviación es la depresión, más habitual en las jóvenes, tanto delincuentes como no delincuentes.
En este sentido, Anna Llorca, Elisabeth Malonda y Paula García indican que es necesaria la inclusión de planes de intervención en los institutos para proporcionar herramientas con las cuales se puedan controlar estas emociones y evitar posibles actitudes problemáticas. Las investigadoras de la Universitat de València también consideran que la empatía es una fuente motivadora de comportamientos más tolerantes en el ámbito social, y una herramienta potente para controlar sentimientos como la ira, la depresión y la ansiedad.
Metodología
El estudio se ha realizado con 440 personas entre 15 y 18 años, divididas en dos grupos iguales, formados por delincuentes y no infractores. Las personas que integran el primer grupo provienen de 4 centros correccionales valencianos y las del segundo están escolarizadas en centros públicos y concertados del área metropolitana de Valencia. Los delitos tratados son violencia verbal contra los mentores, daños a propiedades privadas, delitos contra la salud pública y atentados contra la autoridad.
El programa ha consistido en la realización de unos cuestionarios de forma voluntaria y anónima de unos 50 minutos de duración en los que las expertas han utilizado herramientas para evaluar comportamientos relacionados con las emociones mencionadas. Las psicólogas remarcan que este instrumento ha puesto de manifiesto la carencia de autocontrol en determinadas situaciones sociales que experimentan los jóvenes.
Referencia bibliográfica
- Llorca Mestre A., Malonda E., Samper-García P: Depression and aggressive behaviour in adolescents offenders and non-offenders. Psicothema, 2017 maig; 29(2):197-203. DOI: 10.7334/psicothema2016.276.
- Llorca-Mestre, A., et al. Prosocial reasoning and emotions in young offenders and non-offenders. The European Journal of Psychology Applied to Legal Context (2017), http://dx.doi.org/10.1016/j.ejpal.2017.01.001.
Fuente: UV