La confusión entre la ‘partícula maldita’ (the goddamn particle) y su tergiversación como la ‘partícula de Dios’ (the God particle), que se originó en uno de los primeros libros que hacían referencia al bosón de Higgs, puede haber resultado clave a la hora de incrementar el impacto mediático del descubrimiento. Así lo recoge el estudio realizado por los investigadores del grupo «Lenguas y culturas europeas» de la Universitat Jaume I, Aina Monferrer y Vicent Salvador, sobre los discursos utilizados por los medios al tratar este avance científico y que han llevado a que sea uno de los pocos descubrimientos tan estrictamente teóricos que alcance una difusión tan amplia entre el gran público. El aura de misterio que rodea el descubrimiento, la fecundidad metafórica entorno al mismo o las referencias religiosas a partir de la errónea denominación ‘partícula de Dios’ son, para los investigadores, algunas de las claves del éxito, sin menoscabo de la importancia real del avance científico.
El artículo publicado en Journal of Catalan Studies analiza los cuatro procedimientos discursivos que han favorecido estos aspectos mediáticos y que han convertido al bosón de Higgs en «todo un icono pop» a pesar de ser «un concepto extraordinariamente abstracto, cuyas consecuencias prácticas son muy difíciles de imaginar», indica el estudio. Entre estos procedimientos discursivos utilizados por los medios se encuentra la representación de Peter Higgs como un héroe científico, con una infancia poco común y numerosos detalles que humanizan al personaje. Se explica su infancia como la de un niño humilde, enfermizo al sufrir problemas de asma y curioso, construyendo una figura de ‘genio’ o de ‘niño prodigio’. También en muchos de los artículos aparecen referencias a grandes descubridores científicos como Newton o Einstein. Otro tema recurrente, según recoge el artículo, es el de la incomprensión en el principio de su trayectoria por parte de las comunidades académicas del momento, comparándolo con personajes como Galileo: «En aquel tiempo lo habrían quemado en la hoguera», se dice.
La trama de intriga que envuelve al descubrimiento es otro de los factores clave en el discurso mediático. El bosón se presenta como la pieza del rompecabezas que faltaba para definir si todo encaja o no en la física contemporánea. Como en las novelas de detectives, el descubrimiento permite completar el puzle para entender el misterio, recogiéndolo los medios con expresiones como «se había cerrado el cerco en torno a la partícula» o «descubren la partícula de Dios que explica cómo se forma la materia». Y como en una novela enmarcada en los años de la Guerra Fría, tampoco faltan referencias a la competición por descubrir la partícula entre dos bloques mundiales, EEUU y Europa, representada esta última por el CERN, que finalmente gana la carrera. La intriga se ha visto además potenciada por la dilatación en el tiempo del descubrimiento. Después de que hace más de 60 años se predijera su existencia, a partir de 2011 son continuas las referencias a su posible descubrimiento hasta que éste se confirma en julio de 2012, generando titulares como «La troballa de la partícula de Déu inaugura una nova era de la física» (El Periódico).
Los autores sitúan el misterio como el tercer aspecto a tener en cuenta en el discurso comunicativo. A pesar de tener una relación evidente con la intriga, el misterio «no opera a nivel narrativo, sino casi metafísico o poético». Así, en las noticias aparece todo un campo semántico sobre el misterio del universo. Desde la propia definición de la partícula como una «unidad mínima de materia obscura», su relación con el misterio es permanente. La confusión en la denominación «partícula de Dios», la presentación del descubrimiento como una puerta hacia lo desconocido o la dimensión metafísica y humanística planteada por algunos articulistas, que llegan a afirmar que el descubrimiento da sentido a nuestra existencia, incrementan este halo de misterio, generando una intersección entre razón y fe, entre ciencia y religión, hasta el punto de que la Iglesia emitió un comunicado en que afirmaba: «Esta partícula es de Dios como lo somos todos».
Un cuarto aspecto del discurso destacado por los investigadores es la utilización de recursos literarios como juegos de palabras, comparaciones y analogías y, especialmente, las metáforas que llevan a comparar el descubrimiento, además de con la pieza que faltaba del rompecabezas o la puerta hacia lo desconocido, con otros elementos como el tesoro buscado, las construcciones arquitectónicas o el planteamiento de la ciencia como un viaje. La síntesis de estos cuatro mecanismos retóricos, afirman Monferrer y Salvador, «nos ayuda a explicar la articulación discursiva del tratamiento del tema, a caballo entre la divulgación científica y la espectacularidad mediática» y el éxito periodístico de la maldita partícula de Higgs.
Artículo: «Procediments discursius de la divulgació científica en l’àmbit periodístic: l’èxit mediàtic de la maleïda partícula de Higgs»
Fuente: UJI