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Mejoran el diagnóstico del traumatismo craneoencefálico con el uso de medicina de precisión

La investigación, en la cual participa el profesor del Departamento de Cirugía de la Universitat de València (UV), Rafael Badenes, revela que el traumatismo craneoencefálico (TCE) afecta en mayor medida a personas mayores de 65 años con comorbilidades. Este hecho contrasta con que, hasta ahora, se relacionaba esta dolencia con hombres jóvenes y en buen estado de salud. El estudio recomienda mejorar el pronóstico inicial de esta afección, la cual provoca un millón y medio de ingresos hospitalarios y 57.000 muertes anuales en Europa.

La investigación, publicada en The Lancet Neurology, y en la que han participado 32.500 pacientes de 69 hospitales en 19 países, identifica las caídas accidentales como causa principal de traumatismos craneoencefálicos, frente a la creencia popular que relaciona el TCE con accidentes de tráfico. La única excepción la representan los pacientes que ingresan en la unidad de cuidados intensivos (UCI), que suelen presentar TCE mayoritariamente como consecuencia de accidentes de tráfico.

El estudio diferencia tres niveles de personas enfermas: las que acuden a urgencias, las que son hospitalizadas y las que ingresan en la UCI. Cada una de ellas muestra un grado diferente de severidad de traumatismo craneoencefálico y sus recuperaciones son desiguales. Los expertos explican que las personas de los dos primeros grupos son diagnosticadas con TCE leve mientras que la gravedad del TCE de las de la UCI va de moderada a grave.

Los resultados del trabajo revelan que la asignación de gravedad a cada paciente determina el tratamiento y atención que reciben, pero también su posterior recuperación. Un 83% de las personas ingresadas en la UCI, un 53% de las hospitalizadas y un 30% de las que acudieron a urgencias no habían conseguido una recuperación completa pasados 6 meses del accidente, lo que también se reflejaba en una peor calidad de vida.

Los autores vinculan estas deficiencias en la atención médica a la clasificación tradicional del TCE, que se queda desfasada. Frente a este método, que consideran ineficaz, la investigación sugiere una aproximación a la medicina de precisión. “La técnica de la neuroimagen avanzada y los biomarcadores de sangre pueden mejorar la caracterización del tipo de daño y su gravedad. La diferenciación de pacientes por procedimientos de atención ofrece una perspectiva innovadora”, señala el profesor Badenes.

Al estudio “Casuística, vías de atención y consecuencias en pacientes con traumatismo craneoencefálico en CENTER-TBI: un estudio europeo de cohorte, prospectivo, multicéntrico y longitudinal” se adhirieron centros médicos europeos y de Israel. La investigación sigue el tratamiento que reciben y la evolución a tiempo real de más de 4.500 pacientes afectados por TCE. También analiza el historial médico de un segundo grupo de cerca de 28.000 personas enfermas, en especial la atención clínica a que estuvieron sometidas y el progreso en su estado de salud. Posteriormente, compara los resultados obtenidos de los dos grupos.

Proyecto CENTER-TBI

Este estudio se ha llevado a cabo en el marco del proyecto europeo CENTER-TBI, inscrito, por su parte, dentro de la iniciativa internacional INTER-TBI, que investiga las consecuencias sociales y sanitarias del traumatismo craneoencefálico. CENTER-TBI se fundó en 2011 con el objetivo de caracterizar y describir este daño cerebral en un contexto europeo. La finalidad del proyecto pasa por mejorar la atención clínica y el cuidado de los pacientes de TCE.

Las conclusiones de esta investigación están en consonancia con un estudio previo, realizado por CENTER-TBI y presentado a la Comisión Europea en 2017, que instaba a llevar la medicina de precisión al tratamiento del traumatismo craneoencefálico para aligerar los costes sociales y humanos de esta afección.

Referencia bibiográfica

Steyerberg Ewout W. et al. Case-mix, care pathways, and outcomes in patients with traumatic brain injury in CENTER-TBI: a European prospective, multicentre, longitudinal, cohort study. Lancet Neurology 2019;18:923-34.

Fuente: UV