La tesis doctoral realizada por el músico Oscar Campos en la Universitat Jaume I ha permitido la recopilación, el estudio y la edición informática de las obras originales compuestas para piano por autores nacidos en la provincia de Castellón en el periodo comprendido entre 1837 y 1936. Se trata de un total de 55 piezas originales localizadas, una cifra “que puede parecer insignificante como producción total de un periodo de casi cien años, pero que no lo es tanto si tenemos en consideración las adversas condiciones socioeconómicas y socioculturales que atravesaba Castellón”. La tesis, dirigida por el profesor Antonio Ripollés y calificada con excelente Cum Laude, ha permitido que la grabación de estas piezas se incorpore al proyecto de recuperación del patrimonio musical de la provincia realizado por el área de Música de la Jaume I.
Bajo el título La música para piano compuesta por autores castellonenses hasta 1936, el estudio ha sacado a relucir un variado repertorio musical hasta ahora apenas difundido y, en algunos casos, completamente desconocido. Campos hace hincapié en las difíciles circunstancias que vivió la composición para piano en ese periodo. Por ejemplo, no existieron en Castellón formaciones orquestales o camerísticas comparables a las de Valencia, sino más bien agrupaciones integradas por músicos aficionados y actos promovidos por asociaciones culturales y recreativas que, ocasionalmente, contrataban a profesionales de apoyo procedentes casi siempre de Valencia.
Por otra parte, no hubo ninguna institución educativa especializada en Castellón y provincia durante este periodo. Incluso el Conservatorio de Música de Castellón, fundado en 1932, no dejó de ser en realidad una academia más de la ciudad ya que los alumnos debían ir a examinarse al Conservatorio de Valencia para poder promocionar cada curso escolar. Debido a estas circunstancias, tampoco proliferaron en la ciudad negocios relacionados con la vida musical.
Composiciones para el gran público
Además, según explica Campos, el entorno social y familiar en Castellón y provincia fue, en líneas generales, desfavorable a las iniciativas profesionales en materia de música, estando incluso mal vista la figura del músico, especialmente en las poblaciones rurales más conservadoras. El autor del estudio explica que “esto obligó a intérpretes y compositores a desplazarse a las principales capitales españolas y buscar el favor del público para poder obtener una fuente adicional de ingresos o, simplemente, para poder subsistir”. Por ello, muchas de sus composiciones, rescatades ahora por Campos, recurrían a la adaptación o transcripción de óperas de éxito y a la composición de música basada en bailes de moda. Así, el repertorio dominante recuperado a través del estudio “se debate entre fantasías sobre ópera italiana y bailes europeos de salón en el siglo XIX y entre pasodobles y danzas americanas en el XX”.
El desconocimiento de una parte importante del repertorio compuesto por autores castellonenses tiene también parte de su explicación, según Campos, en las tensiones políticas que se arrastraban entre carlistas y liberales ya que la simpatía hacia el movimiento carlista de algunos de los más importantes músicos castellonenses del siglo XIX impidió la difusión y el reconocimiento de sus obras en Castellón capital, núcleo liberal de la provincia. Músicos como Vicente Pitarch o Manuel Zaporta nunca fueron conocidos o recordados tras su traslado o exilio a Francia, señala Campos.
Tras las difíciles circunstancias sociales, económicas y culturales que atravesó la composición en Castellón, el verdadero interés artístico y científico por la música empezó a manifestarse a partir de 1915 con motivo del traslado a Castellón de los restos del guitarrista vilarealense Francisco Tárrega. “Desde ese mismo año se inicia un desarrollo musical en la capital, revelado en la creación de centros de enseñanza y asociaciones musicales, que alcanzará su punto más álgido durante los años precedentes a la Segunda República”, explica Campos, añadiendo que “fue esta nueva situación la que propició la entrada en 1928 del modernismo en el repertorio pianístico castellonense a través de los compositores Abel Mus y Matilde Salvador”.
La defensa de la tesis, que incluyó la interpretación al piano de algunas de las piezas por parte del doctorando, tuvo lugar el pasado 11 de diciembre, estando el tribunal formado por Francesc Cortés i Mir, de la Universitat Autónoma de Barcelona; Vicent Galbis, de la Universitat de València, y Noemy Berbel, de la Universitat de les Illes Balears.
Fuente: UJI