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El proyecto de la UA Artefactos alerta sobre las escasas garantías sanitarias de algunos respiradores impresos en 3D

Garantizar la protección de la salud y la vida de las personas y en especial, en respiradores y equipos de protección personal (EPIs), para uso del personal sanitario, ha sido una de las premisas irrenunciables desde que la comunidad Artefactos se lanzó a diseñar y fabricar adaptaciones con las que plantar cara a la Covid-19.

De ahí, que gran parte de los esfuerzos de este equipo científico -integrado por médicos e investigadores en biomedicina, ingeniería y diseño industrial de la Universidad de Alicante, entre otras instituciones- se hayan dirigido a estudiar y buscar los materiales y tecnologías adecuadas para ayudar de una manera segura en esta emergencia. Y el resultado es que no vale cualquier impresión 3D, porque lo que se ponen en riesgo son vidas humanas.

Javier Esclapés, doctor en Ingeniería por la Universidad de Alicante (UA) y coordinador de Artefactos, apunta que “vemos con admiración la gran cantidad de iniciativas de personas que están fabricando por todo el mundo respiradores y equipos de protección y es nuestra responsabilidad destacar los riesgos de este tipo de fabricaciones. Como resultado de nuestras investigaciones, pruebas y experiencia, puesto que entendemos que ésta es la única forma que tenemos de ayudar a que los recursos humanos y materiales (filamento, telas y tejidos) sean aprovechados de la mejor manera y supongan una protección real ante la Covid-19”.

Investigaciones consultadas revelan que el tamaño del virus SARS-CoV-2 es mucho más pequeño de 1 micra y puede traspasar incluso la protección de las mascarillas fabricadas de forma casera con impresoras 3  D.  Por este motivo, los sanitarios necesitan una mayor protección que las mascarillas quirúrgicas y por ello, debemos alertar de la escasa protección que ofrecen las mascarillas elaboradas con simple tela u otros materiales no homologados.

Por tanto, a la hora de fabricar piezas sanitarias en impresión 3D, señalan desde Artefactos, “es importante conocer la porosidad de los plásticos empleados, que es alta y varía dependiendo de las configuraciones y las máquinas que se usen. Además, las piezas impresas suelen tener superficies irregulares, fracturas y poros a través de los cuales se pueden filtrar virus y bacterias, de ahí que sean pocos los materiales homologados por Sanidad para uso médico. Igualmente, resulta fundamental emplear filamentos flexibles para garantizar que las piezas se ajusten bien a la cara, aunque esto no siempre es posible”.

Entre sus recomendaciones, los expertos de este proyecto que surge en la UA alertan que para fabricar respiradores o mascarillas con garantías de uso sanitario no se puede usar cualquier impresora 3D, siendo imprescindible la supervisión de ingenieros para esta labor. Tanto la OMS como el Ministerio de Sanidad recomiendan usar filtros FFP2 o FFP3 para situaciones de aislamiento o de exposición a aerosoles infecciosos. Estos filtros están compuestos por un “tejido no tejido” de polipropileno, debidamente probado, en cumplimento de la normativa europea. Sin embargo, ante los problemas de escasez de estos filtros, la alternativa más rápida, a día de hoy, son los filtros HEPA, que pueden remover hasta el 99.97% de las partículas mayores a 0.3 micras y que ya están disponibles en varios hospitales españoles.

Pruebas de seguridad para la máscara de buceo

En la web de Artefactos están publicados, en abierto, los modelos de dos de sus diseños para responder al virus (y tras finalizar los ensayos, se publicarán más modelos en función de los filtros disponibles). Uno de ellos, Skuba, propone la adaptación a la máscara de buceo de Decathlon, para que puedan ser impresos desde cualquier lugar del mundo, con impresoras 3D de altas prestaciones, puesto que se debe primar la seguridad sanitaria del producto. Además, se va a proceder a realizar más adaptaciones para otras máscaras subacuáticas de otras marcas.

En estos momentos se está probando la eficacia clínica de la adaptación para que, una vez superadas las pruebas de seguridad requeridas, puedan empezar a fabricarse por industrias de plástico inyectado, que se han ofrecido a colaborar en este proyecto. Paralelamente se está creando un listado del personal sanitario que podría necesitar esta protección, y que posteriormente, podría ser distribuido por voluntarios de la Universidad de Alicante en los distintos puntos donde se soliciten.

Cadena de solidaridad institucional

También es importante subrayar la cadena de solidaridad institucional generada por esta emergencia sanitaria y que está haciendo posible que se pueda dar respuesta ágil a una  situación tan delicada, más en las condiciones de confinamiento en las que hay que trabajar. En estos momentos, AIJU está fabricando 3.000 adaptadores diseñados por Artefactos en materiales seguros, con el fin de adaptar las cerca de 3.000 máscaras de buceo donadas por el Ayuntamiento de Ibi, que empezarán a distribuirse por los hospitales de la provincia.

Los filtros HEPA resuelven parcialmente el problema de escasez de filtros de seguridad sanitaria, en tanto que  ATEVAL y empresas textiles trabajan en el desarrollo de nuevos materiales, que puedan ser homologados por AITEX.

Artefactos ha dedicado un espacio en su web para informar de todos estos avances y poner sus conocimientos sobre seguridad en la fabricación de estos dispositivos para que  particulares y grupos de makers que están desarrollando EPI’s por su cuenta puedan hacerlo con garantías de seguridad sanitaria.

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Fuente: UA