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Las abadías cistercienses como modelo hidraúlico

La Universidad de Alicante cree que los proyectos hidráulicos actuales tendrían que aprovechar los criterios seguidos por los monjes cistercienses. Una investigación realizada en abadías de la Corona de Aragón señala que los actuales conceptos de sostenibilidad dan un renovado valor a las soluciones aplicadas en ellas.
Este trabajo es una tesis escrita por Jorge Manuel López López, profesor de Ingeniería de la Construcción, y dirigida por Luis Ferre de Merlo. Considera el autor, que ha estudiado los monasterios de Veruela, Rueda, de Piedra, Poblet, Sata Creus y de Vallbona de les Monges, que «tal vez la la actualidad arquitectónica requiera de una mirada atrás, a partir de la cual podamos desarrollar nuestro futuro».
Destaca que para aquellos monjes la arquitectura era un problema por encima del cual estaba la adaptación al lugar, y que tras una media de 20 años analizando los recursos del entorno y estudiando su lógica hídrica comenzaban a construir sus abadías de piedra. Llega el investigador a la conclusión de que «así como ellos lograron incorporar el agua dentro del entorno donde se situaban, entendiendo el monasterio como un elemento más a abastecer dentro del ecosistema, los sistemas de abastecimiento actuales incorporan el agua a las ciudades como algo ajeno al ecosistema humano, y cuyo consumo debemos reducir para evitar más gastos energéticos. Con esta premisa la única solución a la que podemos aspirar es simplemente reducir el consumo de agua».
Añade también que a diferencia de la estructura hidráulica cisterciense, la nuestra no ha contemplado la diferenciación de aguas que ellos hacían (consumo humano, evacuación y saneamiento, riego, accionamiento de molinos), lo que exige invertir energía en grandes potabilizadoras que invierten el cauce natural planteado por los cistercienses. Propugna también Jorge Manuel López que la rehabilitación del patrimonio arquitectónico en España no se limite a contemplar sólo los espacios visibles, y no se abandonen las «auténticas arterias vitales» que son su hidráulica.
El autor reconoce a los mojes su capacidad para adaptarse a cada lugar, su habilidad para propagar las nuevas tecnologías entre abadías y su interés por la hidráulica de las regiones donde se implantaron. «Conforme nos desarrollamos —concluye— tendemos hacia lo complejo cuando quizá la lección que se puede aprender de la hidráulica cisterciense radica en sus soluciones sencillas y completas».
Fuente: UA