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La UV advierte de los efectos nocivos de la iluminación de leds blancos

Profesores de cuatro departamentos de la Universitat de València han elaborado un informe con el fin de advertir de la contaminación lumínica generada por el alumbrado público de leds blancos. Los expertos destacan que este nuevo tipo de iluminación, que implica ahorro energético, incorporado a algunos municipios valencianos, incrementa la polución por luz y genera efectos nocivos sobre la biodiversidad, la salud humana y la observación astronómica. Por este motivo, científicos y profesores proponen que los ayuntamientos hagan auditorías lumínicas para reducir alrededor de un 60% el consumo energético antes de llevar a cabo cualquier actuación de cambio de las luces actuales de sodio de baja presión. Y, además, promuevan la aprobación de ordenanzas municipales de protección del cielo nocturno.
Por su parte, el Vicerrectorado de Sostenibilidad, Campus y Planificación, que apoya esta iniciativa promovida por el Grupo de Trabajo sobre Contaminación Lumínica y la Càtedra de Divulgació de la Ciència UCC+i, pone a disposición de las instituciones valencianas la experiencia y el conocimiento científico con el objetivo de promover sistemas de alumbrado más respetuosos con el medio ambiente. “El ahorro energético es una prioridad de la Universitat de València, como se fijó al proyecto Campus Sostenible que afecta todos nuestros ámbitos de actuación, así, los avances para reducir el consumo de energía deberían implicar una mejora global en términos de sostenibilidad”, afirma la vicerrectora Clara Martínez.
La contaminación lumínica es un grave problema que afecta a toda la sociedad. Está causado por el exceso de alumbrado público y por la instalación incorrecta de las farolas que lanzan parte de la energía luminosa hacia el cielo. La luz blanca, como por ejemplo la producida por los leds blancos, se descompone en varios colores, de los cuales el azul es el componente esencial. “Por la ley de esparcimiento de Rayleigh, la luz de longitud de onda corta, como es el caso de la azul, se difunde más intensamente en la atmósfera que la luz de otros colores. Así ocurre con la luz blanca del Sol, en la que el color azul se dispersa más dando esta tonalidad al cielo”, explica Enric Marco, investigador del departamento de Astronomía y Astrofísica. “Las luces blancas se ven a mayor distancia que las de otros colores más cálidos, como por ejemplo el rojo o el amarillo, por lo tanto, los leds blancos contribuyen a aumentar la brillantez del cielo”, comenta el profesor del departamento de Química Analítica, Ángel Morales.
MENOSCABO DE LA SALUD HUMANA
“Esta polución afecta primariamente a los astrónomos puesto que pierden la posibilidad de estudiar el cielo estrellado y deben viajar centenares de kilómetros por realizar observaciones”, apunta Marco. Pero también perjudica la salud de las personas, a la vez que la fauna y la flora nocturna adaptadas a la oscuridad. La luz, especialmente la blanca, durante la noche “reduce drásticamente la producción de melatonina, de forma que los trabajos nocturnos prolongados en el tiempo provocan graves alteraciones al sueño y al metabolismo en general, puesto que generan perturbaciones que derivan en diferentes tipos de patologías”, asevera el catedrático de Anatomía y Embriología Humana de la Facultad de Medicina Francisco Martínez Soriano.
La melatonina es una hormona, cuya concentración varía según el ciclo día y noche, de hecho, responde a cambios en la iluminación ambiental. Se produce en la glándula pineal y participa en una gran variedad de procesos celulares, endocrinos y fisiológicos, mientras que es fundamental para la regulación de los ritmos funcionales de los órganos endocrinos y metabólicos. El nivel en sangre de melatonina es entre 10 y 20 veces superiores durante la noche que durante el día; inician su ascenso al atardecer y logran su punto más alto entre las 00.00 y las 02.00 horas, cuando empieza a disminuir hasta los nivel más bajos hacia las 10-12 horas. “La melatonina no solamente responde a la intensidad de la luz, sino también a las diversas longitudes de onda”, recuerda Martínez Soriano, quien expone que durante la última década, “numerosos estudios realizados en animales y seres humanos sobre los efectos de las diferentes longitudes de onda, han puesto de manifiesto que la producción de melatonina se modifica, sobre todo con las más corta, como sería el caso de los leds blancos”. Los niveles de melatonina disminuyen en el plasma, sobre todo, en la región azul del espectro, dependiendo del tiempo de la exposición y la intensidad.
AFECCIÓN A LA BIODIVERSIDAD
“La mayor parte de los organismos vivos utilizan la noche para desarrollar su actividad, puesto que la oscuridad permite escapar de la depredación, la desecación, la radiación ultravioleta y, en definitiva, mantener una vida más segura”, argumenta el profesor Joaquín Baixeras, del Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutiva del Parc Científic de la Universitat de València. Los animales han desarrollado órganos sensoriales que les permiten utilizar ínfimas cantidades de luz ambiental o complementar las carencias con el desarrollo de alternativas sensoriales como por ejemplo el olfato o el tacto.
El caso de los insectos es un ejemplo ilustrativo puesto que usan sistemas de navegación basados en estrellas del firmamento o de la Luna, pero el alumbrado artificial excesivo interfiere. “Los insectos se ven atraídos por las farolas, con lo que verán reducidas sus oportunidades de alimentación y reproducción, a la vez que su fisiología sufrirá un estrés considerable y podrán encontrar la muerte por depredación o accidente por el choque con las farolas, la electrocución o sufrir ceguera”, añade Baixeras. En cuanto a las plantas, como otros organismos fotodependientes, entran en una fase de descanso fotosintético durante la noche. En consecuencia, el alumbrado excesivo puede interferir en su desarrollo.
Enric Marco y Ángel Morales insisten en que el cambio de luces actuales de sodio de baja presión por leds, seguramente blancos, es básicamente económico. “Los leds son más caros y no está comprobado que duren 25 años, de hecho, los leds blancos promovidos por los planes de la Diputación de València solo disponen de pocos años de garantía”, exponen. Sería muy recomendable que los ayuntamientos hicieran estudios más extensos del alumbrado municipal y se tuvieron en cuenta no sólo aquello que consume una farola, sino si una zona está sobreiluminada -con lo que se podrían eliminar farolas-, si están bien instaladas, emiten luz por encima de la horizontal y es luz que no se utiliza. También se podrían instalar reguladores de flujo lumínico que bajan la iluminación a partir de medianoche, apagar los luces de polideportivos y campos de fútbol cuando no se usan y evitar que lancen luz hacia afuera o exigir que los comercios reduzcan los luces de los escaparates durante la noche.
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Fuente: UV