La Universidad de Alicante está observando la expansión en las costas de la Comunidad Valenciana de un coral procedente de las aguas de Argentina. Los científicos no la consideran una especie invasora dañina en sentido estricto, porque los efectos de la «oculina patagonica» son limitados al no competir directamente con el coral autóctono por prosperar en ambientes con características distintas. Una investigación desarrollada por el CIMAR, centro conjunto del Ayuntamiento de Santa Pola y de la UA, que se encarga de su dirección científica, intenta además encontrar una explicación a la anómala decoloración que presenta el esqueleto calcáreo de estos invertebrados
Esta investigación, que pretende cartografiar la presencia de esta especie en la Comunidad Valenicnana, es una tesis doctoral que está llevando a cabo la investigadora Esther Rubio Portillo, del departamento de Ciencias del Mar. «No estamos observando que esté causando un impacto desplazando a otras especies como para considerarla dañina, a lo sumo otros investigadores han visto en algun lugar de Murcia que influye en la población de determinadas algas». Este coral se desarrolla en aguas más someras que el autóctono, la «cladocora caespitosa», que suele vivir entre 5 y 10 metros de profundidad.
La tesis está dirigida por Alfonso Ramos, director científico del CIMAR, y Josefa Antón, profesora de Microbiología. Aparte de comprobar cómo se extiende su diseminación por la costa de la Comunidad Valenciana, también se quiere saber si el blanqueamiento que presenta su esqueleto se debe a que la pérdida de su pigmentación rojiza que tiene en condiciones normales Esta coloración la generan las algas con las que vive en simbiosis: las algas le proporcionan nutrientes y dan su color característico a su esqueleta calcáreo.
La investigación pretende averiguar si el blanqueamiento se debe a la regresión de estas algas por algún ripo de infección o es consecuencia del aumento de temperatura del agua originado por cambios climáticos. Indica Esther Rubio, que ya está ultimando su trabajo tras cuatro años de investigación, que para ello se han colocado sensores de temperatura en sendas boyas en el puerto de Alicante y en Tabarca a distintas profundidades. Además, y en el Laboratorio del Microbiología de la UA está llevando a cabo experimentos en acuarios que simulan su entorno natural con distintos microorganismos para comprobar su efecto sobre las algas y ver si provocan su debilitamiento.
Este coral se ha detectado que prospera mejor en aguas turbias, con residuos generados por la activiudad humana, de ahí que en el puerto de Alicante se haya encontrado la mayor concentración de estos seres, aunque haya sido en Tabarca donde estos investigadores han hallado el más grande.
Se conjetura que este ser vivo procedente debió llegar desde la costa americana al Mediterráneo hace tiempo en los cascos de algún barco. Se detectó por primera vez en los años 70 en Alicante y en otros puntos muy concretos del litoral levantino, pero actualmente está extendido por toda la costa mediterránea y en la de Alicante está instalada ya en la reserva marina de Tabarca.
Fuente: UA