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La situación de la OMS después de la suspensión de fondos de los EE. UU.

El pasado 14 de abril, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció la interrupción de la financiación de Estados Unidos (EE. UU.) a la Organización Mundial de la Salud (OMS). El catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universitat de València (UV), José María Martín Moreno, analiza el impacto sobre de la OMS y sobre los países más vulnerables en un escenario de pandemia mundial por la COVID-19.

Prácticamente ningún país del mundo se ha librado de tener población afectada por el coronavirus. Ante esta situación de pandemia mundial, la OMS (hasta ahora referente mundial en temas de salud) se ha situado como el organismo central al que todos los países miran. O al menos miraban, ya que, desde hace unos días, cada vez se hacen más visibles las voces que cuestionan si la actuación de esta agencia de Naciones Unidas sobre temas de salud ha sido la más correcta ante este escenario insólito.

Una de las voces más críticas es la del presidente Donald Trump, que el pasado 14 de abril anunció que su país retirará los fondos que aporta a esta organización. Trump recrimina que la OMS diea por válida la información ofrecida por China (origen del actual coronavirus) al inicio del brote y por tanto recriminando que no actuará de forma más contundente y efectiva. El secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, afirmó que China no informó a esta organización ‘de manera apropiada’ del brote. Así, la OMS ha sido penalizada por los Estados Unidos (cuando la gestión nacional del brote ha sido muy cuestionada) bajo el pretexto de su mala gestión y ocultación de la propagación del coronavirus.

Pero en opinión del catedrático de la Universitat, José María Martín Moreno, estas recriminaciones y acusaciones van más allá de las palabras para pasar al nivel de acusaciones y retiradas de fondos que no hacen sino empeorar la crisis. La persona o entidad incriminada, para exculparse, encuentra rápidamente a alguien más a quien culpar o con quien compartir la responsabilidad del fracaso. A menudo se convierte en un infructuoso intercambio de acusaciones mutuas. Y mientras tanto … el problema, la crisis, sigue creciendo aún más, porque nuestra ya de por sí limitada energía creativa se ha concentrado en la acometida contra la otra parte y no en la acción para resolver el problema’, recuerda Martín Moreno, quien también advierte que los países menos desarrollados y más vulnerables (que son los que más ayuda directa reciben de la OMS) serán los que más sufren esta medida.

La OMS tiene una naturaleza intergubernamental y una financiación que le impide ser verdaderamente independiente de sus estados miembros. Además, está muy condicionada por las fundaciones y donantes que hacen aportaciones voluntarias. Nacida en 1948 con el objetivo «que todos los pueblos consigan el mayor nivel de salud posible», a lo largo de su historia, la organización ha desarrollado y mantenido importantísimos programas de salud pública, cuidados de maternidad, nutrición infantil, entre otros, pero es más conocida por sus campañas de erradicación, prevención y control de epidemias, incluyendo la actual pandemia de coronavirus.

Para el bienio 2018-2019, la OMS contó con un presupuesto de unos 5.600 millones de dólares, que se nutrió fundamentalmente de dos fuentes diferentes. De una parte, las aportaciones fijas de sus 194 Estados miembros establecidas por las Naciones Unidas y que representan el 20% de su presupuesto total, unos 930 millones de dólares. Y por otra parte, las donaciones de entidades y benefactores, que entregaron 4.300 millones de dólares.

Estados Unidos aportó al último presupuesto 553 millones de dólares, casi el 15% del total. Con la congelación de los Estados Unidos de estos fondos, la OMS pierde a su primer y principal donante.

Asimismo, la OMS no cuenta realmente con una independencia total ya que son los donantes, tanto los estados como los benefactores, los cuales establecen la agenda que debe seguir la OMS y no siempre sobre la base de un criterio sanitario. Son los estados miembros los que deciden dónde van destinados los fondos, lo que en general coincide con las prioridades o agenda del donante. Al final, esto resta autonomía a la organización.

Pero si bien es cierto como indica José María Martín Moreno, la agencia de Naciones Unidas ‘tiene una naturaleza intergubernamental que le impide ser verdaderamente independiente de sus estados miembros. Aún en este contexto, ha jugado un papel clave sobre el que está pivotando la lucha contra el coronavirus. Debemos recordar que ha estado a la vanguardia de la respuesta mundial a la COVID-19: desde la vigilancia de los eventos y la presentación de informes periódicos de situación hasta la orientación a los gobiernos y a la población en general, incluyendo desde la higiene de las manos a la distancia física para evitar el contagio’, aporta el profesor de la Facultad de Medicina.

La OMS recibió críticas por su actuación ante las últimas epidemias de la gripe porcina (2009) y del ébola (2014 y 2016), cuando se le acusó de exagerar la situación y actuar tarde, respectivamente. Pero como recuerda Martín Moreno, existen numerosas iniciativas que pasan desapercibidas para la gran población. «Existe asimismo un trabajo técnico catalizando el conocimiento y sinergia de expertos, que pasa en gran parte desapercibido. Esto incluye, por ejemplo, los ensayos clínicos que bajo el nombre de Solidarity proviene de la manera más ágil posible potenciales vacunas y tratamientos para la COVID-19, ensayos en donde colaboran muchos países, entre otros nuestros».

Por otra parte, y en relación a adquisiciones globales de productos necesarios, la OMS encabeza la llamada Red de la Cadena de Suministro para la Pandemia (PSCN, por sus siglas en inglés – Pandemic Supply Chain Network-), una red públicoprivada de colaboración para facilitar la adquisición de los productos esenciales de la COVID-19 para más de 120 países. En el terreno de dispositivos médicos para el manejo clínico (incluyendo equipos invasivos y no invasivos), la OMS está continuamente revisando las especificaciones técnicas de los instrumentos médicos utilizados en las unidades de cuidados intensivos (UCI). Y junto a todo lo anterior, sistematiza el listado de uso de emergencia para el diagnóstico in vitro (DIV) e insta a los fabricantes de DIV que hagan las pruebas necesarias de ensayos para determinar sensibilidad y especificidad. Finalmente, la organización anima a los fabricantes a que se pongan en contacto con la OMS si tienen productos innovadores que podrían ayudar en la lucha contra el coronavirus, con el objeto de darles apoyo y de intentar que sean compartidos para toda la población que los necesite.

Con todo, «la OMS no está exenta de esta naturaleza falible», explica José María Martín Moreno, «y sus equivocaciones ni se pueden ni se deben ocultar. Seguramente, en un futuro próximo todas las personas involucradas en la gestión de esta terrible pandemia (incluyendo los directivos de la OMS) deberán hacer autocrítica y reconocer errores que se hayan cometido en varios momentos, y habrá tiempo de examinar toda su actuación para saber cómo hacerlo mejor».

En cualquier caso, el catedrático Martín Moreno asevera que ‘en el momento actual, todos los dirigentes y personas responsables deberíamos repetir una consigna: «Concentrémonos en las soluciones». Debemos evitar que la situación se deteriore, con el resultado que surgen dificultades adicionales. Y recordemos que, si elimináramos a la OMS, deberíamos inventar otro organismo equivalente que ejerciera las mismas funciones, dado que vivimos en un mundo globalizado en el que no hay duda de que hay amenazas para todo el orbe que deben ser afrontadas de manera coordinada.

Afortunadamente, para contrarrestar la actual congelación de fondos por parte de Estados Unidos, han surgido iniciativas que intentan compensar lo que ha sucedido. Así, ante esta nueva situación, China ha anunciado una donación extraordinaria de 30 millones de dólares a la OMS, que se suman a los 20 millones de dólares que ya dio el pasado mes de marzo, Noruega también ha expresado su voluntad de realizar mayor aportación para compensar el desfase ocasionado por EE. UU. y la fundación Bill & Melinda Gates ha anunciado que aumentará los fondos que aporta a la organización. Además, han aparecido iniciativas de ciudadanos como One World: Together at home, que impulsada por la propia OMS y la ONGE Global Citizen, ha reunido cantantes y actores como Lady Gaga, los Rolling Stones o Elton John para recaudar dinero que se destinarán al personal médico.

En definitiva, después de los momentos de desconcierto ante la priorización de reproches en lugar de acciones, iniciativas mencionadas son fuente de inspiración, asevera Martín Moreno. «Evitamos convertirnos en individuos que disfrutan más encontrando un culpable que encontrando una solución. Y es que, en una gran crisis o tragedia, es cuando las personas (líderes, profesionales, familiares, amigos, o conciudadanos) deben ayudarse mutuamente, cuando la sinergia y el afecto más profundo puede y debe prevalecer», afirma el catedrático de Salud Pública, que termina con una frase definitoria: «sacar la aportación de Estados Unidos es como sacar el agua a los bomberos cuando se está apagando un incendio».

Fuente: UV