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Análisis hidrológico de Valencia frente a lluvias masivas como las ocurridas en la riada del 57

Hidrograma de 1957Cristina Puertes, investigadora del IIAMA-UPV (Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la Universitat Politècnica de València), señala que en la actualidad la ciudad de Valencia está protegida frente a un evento de lluvias masivas como las ocurridos en la famosa riada del año 57. Esta afirmación es el resultado del proyecto final de carrera La riada de Valencia de 1957: reconstrucción hidrológica y sedimentológica y análisis comparativo con la situación actual, donde ha comprobado que la construcción del nuevo cauce del Túria y la finalización del embalse de Loriguilla “permitiría almacenar todo el volumen de agua proveniente desde aguas arriba, en el caso de la primera onda, y evitaría que se reprodujera un suceso de tales dimensiones”.

El estudio, dirigido por el Director del IIAMA-UPV, el Dr. Félix Francés, reconstruye el acontecimiento gracias al análisis de la información hidrológica, sedimentológica y sobre precipitaciones de los días 11,12,13 y 14 del mes de octubre de 1957. De este modo, se ha observado que, aunque las precipitaciones de los dos primeros días no fueron de gran intensidad, “sí que contribuyeron a aumentar la escorrentía, dejando el terreno prácticamente saturado”, afirma Cristina.

De hecho, es la tarde del 13 cuando se desencadena el régimen tormentoso que se prolonga hasta la noche. Si bien la intensidad disminuye en la cuenca media durante la mañana del día 14, ésta se reproduce en la cuenca baja afectando a la zona más cercana a Valencia Ciudad. En este sentido, la investigadora del IIAMA-UPV destaca la importancia de la estructura espacio-temporal de la precipitación de los días 13 y 14, así como el desplazamiento noreste del epicentro de la tormenta, que provocó que las aportaciones de los afluentes al cauce principal fuesen acumulándose. “Todo esto provoca que el cauce se desbordara a su llegada a la ciudad al no poder desaguar tal cantidad de agua”, afirma Cristina.

Esta avenida extraordinaria se produjo como consecuencia de lo que se conoce como un proceso convectivo de mesoescala que afectó fuertemente a la cuenca media y baja del río Turia, con precipitaciones superiores a los 100 mm en 24 horas. Éstas causaron una primera onda de crecida que llegaba a Valencia a las cuatro de la mañana del día 14 con un caudal máximo de 2700 m3/s (metros cúbicos por segundo), y una segunda onda de crecida que llegaba a las dos y media con un caudal máximo de 3700 m3/s. Estos dos desbordamientos dejaron la ciudad sumida en la catástrofe, con 81 víctimas, miles de damnificados y cuantiosos daños materiales.

Sin embargo, la integrante del IIAMA-UPV asegura que actualmente no tendría lugar este suceso ya que las medidas adoptadas permitirían que la mayor parte del volumen transportado por la primera onda “se almacenase en el embalse de Loriguilla”, mientras que la segunda onda de crecida llegaría al “Nuevo Cauce del Turia, que dispone de una capacidad de evacuación de 5000 m3/s”. 

Análisis hidrológico del suceso 

La principal innovación del proyecto es el estudio del suceso desde el punto de vista hidrológico y sedimentológico, algo que no se había producido hasta estos momentos. Para ello, se ha analizado detalladamente la reconstrucción del hidrograma de la crecida realizado por Cánovas en 1958 a partir de los niveles observados en el Puente del Real. Asimismo, también se ha estudiado la información proporcionada por los encargados de las centrales hidroeléctricas que al encontrarse en servicio y ser sorprendidos por la avenida, “se convirtieron en testigos, obteniendo los niveles alcanzados por las dos ondas de crecida en algunos puntos de la cuenca” indica Cristina Puertes.

El modelo hidrológico y del ciclo de sedimentos empleado, ha sido el software TETIS, desarrollado por el Grupo de Investigación de Modelación Hidrológica y Ambiental (GIMHA) del IIAMA. De este modo, el modelo hidrológico se implementó en el estado actual de la cuenca (1990-2013) tanto a escala horaria como diaria.

La escala horaria fue necesaria para su futura utilización en la reconstrucción del evento de 1957, pues, “escalas superiores pueden no representar adecuadamente el caudal pico o la forma del hidrograma de salida” explica la investigadora valenciana. Por otra parte, la escala diaria también se implementó para reproducir las condiciones iniciales al día 13 de octubre de 1957, “ya que salvo en el caso del pluviógrafo situado en Valencia, los datos de precipitación eran diarios”.

Otro aspecto que se estudió fue la presencia de sedimentos que acompañaban al caudal líquido. De hecho, la superficie inundada en la ciudad se estimó en 22.12 km2 (1.41 km2 de cauce, 11.20 km2 de zona urbana y 9.51 km2 de zona no edificada). En este sentido, la investigadora del IIAMA indica que en Valencia “durante más de 30 días se recoge barro, por lo que era necesario tener en cuenta este factor e incluir el ciclo de sedimentos al modelo”.

Fuente: IIAMA-UPV