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Francisco Martínez Mojica lamenta que las “cuestiones banales” del ser humano ponen en peligro la investigación sobre CRISPR

“Solamente cuando han entrado en juego algunas de las cuestiones más triviales del ser humano, como el prestigio personal o los beneficios económicos, se ha puesto en riesgo que nos podamos beneficiar a corto plazo” de la investigación sobre CRISPR. El biólogo Francisco Martínez Mojica ha hecho estas afirmaciones durante su investidura, este jueves, como doctor honoris causa por la Universitat de València (UV). Mojica, que se licenció en la Universitat de València, ha calificado la de Valencia como “mi estimada” Universitat.

El acto se enmarcaba dentro de la celebración de los 50 años de los estudios de Biología en la Universitat de València. En la sesión, celebrada en el Paraninfo del edificio histórico de la calle de La Nau, también ha intervenido el rector, Esteban Morcillo; y el profesor emérito de Bioquímica y Biología Molecular, Luis Franco, quien ha leído la laudatio. Al acto han asistido la consellera de Sanitat Universal i Salut Pública, Carmen Montón; el conseller de Transparència, Responsabilitat Social, Participació i Cooperació, Manuel Alcaraz; y la directora general d’Universitats, Investigació i Ciència, Josefina Bueno.

Martínez Mojica propuso la primera hipótesis sobre el papel de CRISPR como un mecanismo de defensa procariótico basado en el origen vírico (bacteriófago) de los espaciadores.

Durante su intervención ha afirmado: “La bacteria alberga, en regiones de su genoma denominadas CRISPR, un registro de invasores víricos que supusieron una afrenta para un ancestro. Este catálogo CRISPR de visitantes molestos, está acoplado a unas herramientas mediante las cuales la bacteria altera la integridad del ADN del virus así reconocido, o de otros semejantes con un parecido razonable. Consecuentemente, resulta apropiado definir el mecanismo CRISPR como un sistema de defensa, guiado por recuerdos que se adquieren como respuesta a una agresión. Las bacterias no tienen sentimientos, por lo que no se pude considerar como un acto de venganza hacia quienes atacaron a sus progenitores, sino como un dispositivo mecánico de protección de la casta, que queda blindada gracias al legado de la experiencia.

La comprensión “de esta maravilla de la naturaleza”, depurada por la evolución durante miles de millones de años, en palabras de Mojica, “no solo ha cambiado nuestra percepción del mundo microbiano. Además, ha revolucionado la biología en todos sus ámbitos y está impulsando el progreso de la medicina de forma inaudita. La facilidad con la que podemos manipular la memoria CRISPR nos ha proporcionado unas herramientas de laboratorio extraordinarias”.

El nuevo honoris causa ha explicado: “Este espectacular avance del conocimiento fue posible gracias a la labor individual de investigadores y a la comunicación sin restricciones entre miembros de la comunidad científica, desdeñando las barreras internacionales y los intereses particulares de las respectivas instituciones. A semejanza de las comunidades bacterianas, estos grupos de microbiólogos no tenían otra pretensión que contribuir a la cultura global de su sociedad. Solo cuando han entrado en juego algunas de las cuestiones más banales del ser humano, como el prestigio personal o los beneficios económicos, se está poniendo en riesgo que nos podamos beneficiar a corto plazo de tan asombroso desarrollo. Todavía tenemos mucho que aprender de las bacterias, del altruismo sin cortapisas.”

Por su parte, Luis Franco ha señalado: “La comunidad científica española debe entonar un mea culpa por no haber detectado el papel crucial del descubrimiento del doctor Mojica en 1993”. Y ha añadido: “A pesar de su importante descubrimiento, a pesar de haber acuñado el acrónimo CRISPR para referirse a las secuencias descubiertas por él en Haloferax mediterranei, a pesar de tantos años de esfuerzo por desentrañar su significado, pasó mucho tiempo sin que se valorara su investigación en nuestro país, tiempo en el que incluso, se le denegaron ayudas oficiales para seguir investigando”.

El rector de la Universitat de València, Esteban Morcillo, ha puesto en valor la trayectoria de la Facultad de Ciencias Biológicas, que está celebrando los 50 años de los estudios de esta disciplina en la Universitat de València: “Creada en septiembre de 1977 como transformación de la antigua e histórica Facultad de Ciencias, siguiendo una tradición de estudios en la antigua Sección de Ciencias Biológicas iniciada en 1969”. El rector ha afirmado: “Es momento, pues, de reiterar la felicitación institucional a nuestra Facultad de Ciencias Biológicas y a todas las personas que a lo largo de más de cinco décadas han contribuido a crear una tradición académica en esta rama de las Ciencias de la Vida en la cual nuestro nuevo honoris participó como estudiante de una especialidad a la que ha dedicado su vida académica”.

Esteban Morcillo ha concluido: “Partiendo de la observación de su entorno natural más inmediato, el profesor Martínez Mojica descubrió unos mecanismos moleculares y genéticos que tienen su aplicación en numerosas ramas de las ciencias de la vida y que se encuentran en la base de los grandes avances que conducirán, entre otros, a la mejora de la salud de las personas”.

Biografía

Martínez Mojica es licenciado en Biología por la Universitat de València y doctor en Biotecnología por la Universidad de Alicante. Nació en Elx en 1963 y actualmente es profesor titular del departamento de Fisiología, Genética y Microbiología y miembro del Instituto Multidisciplinar para el Estudio del Medio Ambiente ‘Ramon Margalef’ de la Universidad de Alicante. Descubrió el genoma de arqueos, actualmente conocidos como CRISPR (Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeteats), base de un sistema de defensa inmunitario procariótico.

Su investigación se ha centrado en los arqueos, repeticiones palindrómicas espaciadas regularmente, y ha contribuido a establecer la disfunción fisiológica de los arqueos, su distribución filogenética y antigüedad evolutiva.

Martínez Mojica propuso la primera hipótesis sobre el papel de CRISPR como un mecanismo de defensa procariótico basado en el origen vírico (bacteriófago) de los espaciadores.

Su actividad científica ha sido reconocida con numerosos premios, entre ellos el Premio Jaume I de Investigación Básica, el Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA, el Alberto Sols y el premio Fundación Lilly en Investigación Biomédica Preclínica.

Fuente: UV