La Universidad Católica de Valencia (UCV) ha investido doctor honoris causa al teniente general del Ejército de Tierra, en situación de reserva, Francisco José Gan Pampols, en un acto que se ha celebrado en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia. En su intervención en el acto, Gan Pampols ha asegurado que en el mundo moderno “hay que huir del igualitarismo, que lejos de mejorar e impulsar las sociedades, las cretiniza, haciendo desaparecer los conceptos de mérito, capacidad, emprendimiento y responsabilidad individual”.
“La persona es esencia, diferenciada, irrepetible y portadora de valores morales e intelectuales, dotada para el pensamiento y la acción en un marco ético, al margen de fanatismos, dogmatismos, masificación y alienaciones del pensamiento y la conducta. Junto a la expulsión del igualitarismo de la esfera personal y social, hay que hacer lo mismo con el determinismo, el dogmatismo y el relativismo. No todo es relativo, de la misma manera que no todo es cuestionable, pues de ser así, no podremos fijar un espacio común de respeto y convivencia”, ha asegurado.
Gan Pampols ha pronunciado estas palabras durante su ‘lectio’ como nuevo doctor honoris causa, en la que ha expuesto su punto de vista sobre el mundo en el primer tercio del siglo XXI, señalando los desafíos a los que se enfrenta la humanidad y trazando unas líneas de actuación que conduzcan a su superación exitosa.
En opinión del teniente general, “el nuevo orden mundial se debate entre una interpretación multipolar del poder que inevitablemente repetiría las pautas del pasado respecto a una nueva política de bloques, o bien un multilateralismo eficaz que buscara el acuerdo entre Estados como herramienta más adecuada para poder crear unas normas de convivencia y gobernanza global”.
El multilateralismo como única solución
Según Gan Pampols, si las sociedades humanas quieren avanzar hacia “soluciones duraderas” para los problemas que les afectan, un multilateralismo “responsable y eficaz” es la única opción: “Soy consciente del problema que ello supone, ningún país está dispuesto a ceder soberanía a cambio de nada. Pero como decía anteriormente, o será el multilateralismo la solución o no la habrá. No queda espacio para el mundo de ayer”.
“El mundo tal y como lo conocemos está en crisis. Nos hallamos en un interregno entre un mundo que desaparece y uno nuevo que emerge; y esta posición intermedia es impredecible y peligrosa porque un mal cálculo de posibilidades y expectativas podría conducirnos a un conflicto de proporciones inimaginables”, ha advertido.
Para evitar que eso suceda, Gan Pampols ha remarcado que la sociedad actual debe “concentrarse en la persona”, en su formación, “que debe ser generalista y lo más amplia posible para volver a situarla en el centro de todas las actividades”. Para que esta formación conduzca un ser humano “con sentido finalista, intérprete de la realidad y transformador de la misma” desde los valores esenciales, como la libertad, la igualdad, la justicia o la equidad, es “imprescindible” que proporcione “criterio”.
Ello permitirá a la humanidad “seguir avanzando como sociedad del conocimiento, sin subordinarse a ninguna distopía que pretenda un orden perfecto deshumanizado dentro de una sociedad que no percibe ni valora más que el logro proveniente de la cultura tecnocientífica”.
Una nueva élite alejada de las mediocridad y el cortoplacismo
Con el punto de partida en esa persona “multidimensional y con criterio”, Gan Pampols ha indicado también como “necesaria” la constitución de una “nueva élite” que se erija “en referente de una sociedad de ciudadanos libres e iguales, con cultura política, informada y exigente”; una élite “alejada de la mediocridad y cortoplacismo, ajena a la partitocracia, y que sepa formular una visión que ilusione y motive”.
“Necesitamos una élite de estadistas, no de telepredicadores ni de productos mediáticos vacíos de contenido y con una verborrea cansina y sin sentido. Esa nueva élite forzosamente deberá constituirse alrededor de valores sólidos y bien fundamentados, lo que no significa, en ningún caso, buscar la uniformidad de pensamiento sino, más bien, apelar a la solidez del criterio individual”, ha afirmado.
En la misma línea, esas élites tienen que comprometerse “para fortalecer los enlaces sociales, reducir las desigualdades, facilitar el respeto y el entendimiento intergeneracional, fomentar las organizaciones ciudadanas, la agregación de intereses, la capacidad de diálogo y pacto entre posturas diversas que necesariamente deben de poder converger sobre unos mínimos garantía de la supervivencia de la sociedad”.
“Esa sociedad en movimiento, liderada por esas élites capaces y comprometidas tendrá que luchar por fortalecer los vínculos internacionales sin caer en utopías al uso. Es muy probable que el camino hacia la unidad de esfuerzo pase por fortalecer en primer lugar a las organizaciones regionales de ámbito económico-político para poder agregar intereses en ese orden y luego integrarlos a nivel global ya que la capacidad real de la Asamblea General de las Naciones Unidas se ve muy mermada por el número de miembros y la dificultad para alcanzar acuerdos de carácter ejecutivo, relevantes y con oportunidad”.
Los costes de la COVID-19 “dañarán la cohesión social y la cooperación global»
Los riesgos que conjugan el nivel más alto de alerta “por impacto y probabilidad” para el teniente general comienzan por los medioambientales, que evidencian la “falta de capacidad” a nivel internacional “para mitigar los efectos del cambio climático”. Junto a los relacionados con el clima, ha situado a los riesgos derivados de las enfermedades infecciosas, “como se ha visto con la covid-19, aunque la humanidad se enfrenta a otras muchas epidemias con incidencia crítica y letal sobre su conjunto”.
Desde el punto de vista económico, Gan Pampols subraya el “proteccionismo”, la “transformación tecnológica” y el “descontento social” como principales “factores disruptivos” en los últimos años. En ese sentido, ha indicado que los costes asociados a la pandemia actual “dañarán la cohesión social y la cooperación global que ya se había debilitado antes de la aparición del virus”
“La economía global se enfrenta a una triple encrucijada. Por un lado, la aplicación de las agendas nacionales enfrentadas al dilema de priorizar supervivencia humana o recuperación económica y, por otro, la aceleración tecnológica que ha impulsado la rápida fusión físico-digital iniciada con la cuarta revolución industrial, así como el aumento de la fiscalización pública”, ha aducido.
Desde el punto de vista tecnológico, Gan Pampols ha situado como riesgos más graves la actual “falta de gobernanza global” en el ciberespacio y la existencia de “zonas oscuras” en la ciberseguridad, que juntas “hacen que el riesgo de fragmentación aumente y que las regulaciones tecnológicas que promueven distintos actores entren en colisión de intereses”.
“Además, la COVID 19 ha acelerado y aumentado la 4RI con la rápida expansión del comercio electrónico, la educación en línea, la digitalización de la salud o el teletrabajo. Estos cambios han venido para consolidarse y transformarán en profundidad las interacciones humanas y nuestra forma de vida mucho más allá del fin de la pandemia”, ha aseverado.
COVID-19 y aumento de la desigualdad
Desde el punto de vista de los riesgos sociales, el teniente general ha recordado que en el 2020 se ha roto la serie temporal de reducción de la desigualdad: “La desigualdad global ha crecido, pero las desigualdades intraestatales lo han hecho de forma aún más acusada. Hay claros perdedores de la pandemia y coinciden con los de la globalización, ello se evidencia a través del empobrecimiento y retracción de las clases medias, la depauperación de las menos favorecidas, las mujeres y la mano de obra sin cualificar, la falta de horizontes vitales para los jóvenes y el elevado paro juvenil como resultado de la prolongada crisis que nos afecta intermitentemente desde 2007”.
En cuento a los riesgos geopolíticos, Gan Pampols ha hecho énfasis en que “el mundo es claramente más inestable que una década atrás”, pues “la gobernanza global no existe y las organizaciones Internacionales necesitan un nuevo impulso y mayor capacidad para organizar la convivencia a nivel planetario”.
Gan Pampols, la “cara más visible” del compromiso de España con la paz
Alberto Arrufat, profesor de Derecho Internacional y Derecho de la Unión Europea en la UCV, ha elaborado la Laudatio, en la que ha incidido en la contribución de España al Sistema de las Naciones Unidas y al sostenimiento de la Paz y la Seguridad internacionales, tanto a través de su aportación económica como mediante el envío de personas para el desarrollo de operaciones en el terreno: “Ese grupo de personas que enviamos a lugares -siempre peligrosos y, en ocasiones, hostiles- constituyen la cara más visible del compromiso de España con el sistema colectivo de mantenimiento de la Paz. Nuestro, hoy Doctor in pectore, ha sido uno de ellos”.
Por eso, este acto de entrega del Doctorado Honoris causa a Francisco Gan Pampols ha querido ser también un homenaje a los civiles y militares que sirven en esas operaciones “y de las que los medios de comunicación y la opinión pública únicamente nos acordamos el día de Navidad, el de la Pascua Militar y, con suerte, el día de la Hispanidad. Según indica el portal web España Global del Ministerio de Asuntos Exteriores, mientras estamos aquí cerca de 2.900 personas de las Fuerzas Armadas españolas aportan su trabajo en diecisiete misiones en el exterior a lo largo de cuatro continentes”, ha expresado.
No obstante, Arrufat ha recordado en su glosa que España, además de aportar efectivos a las Operaciones desplegadas por la ONU, lo hace también a las desarrolladas por la OTAN, por la Unión Europea, la OSCE y la Unión Europea Occidental, entre otras Organizaciones Internacionales a las que se ha adherido. El trabajo de estas operaciones es establecer el contexto óptimo para que, «los hacedores de Paz”, puedan alcanzar una solución definitiva y duradera al conflicto. Nuestro protagonista de hoy, en su condición de militar de alta graduación, constituye también uno de los pilares esenciales del respeto y cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario”.
Igualmente, en opinión del profesor de la UCV, el trabajo de los líderes militares y el de cada soldado es, en la actualidad, cada vez más escrutado de cerca por ONG de derechos humanos y académicos y “esto eleva el estándar de diligencia esperado de nuestros militares”. Por ese motivo, “las virtudes que se asocian a quienes como Francisco Gan, deben ejercer el mando militar se han incrementado y, junto a las tradicionales -referidas a la virtud física e intelectual, el valor, la valentía, el compromiso, la determinación, la eficacia y el sentido del deber-, se añaden otras como el permanente reciclaje académico, la eficiencia, el conocimiento legal, la evaluación ética, la comunicación, la gestión del medio, la resiliencia, la preferencia por una consideración trascendente del éxito y la protección del medioambiente”.
Video íntegro del acto del acto de investidura.
Fuente: UCV