El compromiso que tiene el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC) de buscar soluciones ante los retos tecnológicos, sociales o medioambientales se enfoca en proyectos como FUNKER, que ahora concluye, y en el que se ha llevado a cabo una prospectiva de diferentes técnicas de funcionalización superficial en distintos sectores para considerar la viabilidad de su aplicación en los materiales cerámicos. El hecho de que una superficie cerámica cumpla, además de la función de revestir la posibilidad de ofrecer otras nuevas funciones, la dota de un enorme valor añadido.
En el caso del proyecto FUNKER, el estudio realizado en sectores de la producción industrial tan diversos como el farmacéutico, el metal o el textil, ha puesto de manifiesto el amplio abanico de materiales funcionales, muchos de ellos basados en la nanotecnología, utilizados en la actualidad para modificar las superficies de objetos cotidianos.
De esta manera, la implantación de las funcionalidades identificadas en el estudio realizado en los materiales cerámicos ha permitido desarrollar superficies capaces de activarse con la luz, la temperatura o la humedad ambiental, dotando a las baldosas cerámicas de propiedades refrescantes, antivaho o biocidas.
Para poder llevar a cabo el proyecto FUNKER se ha contado con el apoyo del Instituto Valenciano de Competitividad e Innovación (IVACE+i) a través de los Fondos FEDER de Desarrollo Regional y con la colaboración de las firmas Estudio Cerámico, S.L. y Hermanos Llansola, S.L., destacando que esta alianza busca proporcionar propiedades innovadoras orientadas, como se ha mencionado, a aportar soluciones a problemáticas sociales, medioambientales y otros retos a los que nos enfrentamos, como el cambio climático o las consecuencias derivadas de las crisis sanitarias.
El proyecto FUNKER está alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) nº 3: Salud y Bienestar; nº 9: Industria Innovación e Infraestructuras; nº 12: Producción y Consumo Responsables y nº 13: Acción por el Clima.
Fuente: ITC-AICE