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En 2017 se emitieron más de 2,7 millones de anuncios de juego online

La Universitat Jaume I de Castelló (UJI ha acogido una jornada organizada por Patim y la sociedad científica Socidrogalcohol en la que se ha abordado la problemática de las adicciones en la era de internet, poniendo el foco en las apuestas y el juego online.

El juego en España supone anualmente 45.000 millones de euros, un 3’1% del PIB. Las loterías y los bingos se mantienen estables, los casinos sufren un incremento del 7% y las apuestas una subida del 18’8%. Según la Dirección General de Ordenación del Juego (2015) entre un 3’5% y un 6’3% de las personas que juegan, tienen riesgo de padecer una patología a lo largo de su vida, es decir, entre 1’6 y 2’9 millones de personas en España.

Según el informe de percepción del juego de la Universidad Carlos III, alrededor de 230.000 personas menores de 35 presentan un «alto riesgo» de adicción en España, y los jóvenes se inician cada vez antes a esta actividad. En los últimos dos años el juego se ha convertido en la segunda causa por la que demandan tratamiento las personas atendidas por Patim y acorta las distancias respecto a los casos de cocaína. En 2017 representan el 26% del total. «El juego se está convirtiendo en la adicción más importante del siglo XXI, asumiendo el protagonismo que en su día tuvieron la heroína, después la cocaína, y más adelante tanto el alcohol y el cannabis, podemos hablar que existe una cuarta ola cuando nos referimos al juego y a las adicciones», advierte el presidente de Patim, Francisco López y Segarra.

El aumento de personas con problemas de adicción al juego ha hecho que los profesionales de las adicciones se muestren preocupados y reivindiquen, entre otras cosas, una regulación publicitaria efectiva y real: «El juego en menores incrementa la probabilidad de desarrollar una adicción en la edad adulta», ha explicado Francisco Pascual, presidente de Socidrogalcohol. En 2017, se emitieron más de 2,7 millones de anuncios de juego online en todos los soportes, según la consultora InfoAdex. Además, hay evidencia científica de la asociación directa entre la exposición a la publicidad y la frecuencia e intensidad de juego en adolescentes y; existe un consenso entre profesionales y la OMS de la capacidad adictiva que tiene el juego de apuestas.

Sin embargo, y pese a toda esta evidencia, el negocio del juego no deja de crecer, ni tampoco la publicidad en los medios de comunicación en horarios infantiles. Los famosos y deportistas son los protagonistas que incitan a entrar y probar en los portales, que como gancho regalan una cantidad económica.

Solo en la provincia de Castellón hay ya 10 casas de apuestas (en 2013 había una), además de las 781 máquinas y terminales de apuestas ubicadas en otros espacios como bares, bingos, recreativos, etc. A esto hay que sumar la facilidad actual de apostar desde cualquier lugar con el dispositivo móvil o el ordenador o la tableta. Según Patim, el 40% de las personas que acuden a su recurso por adicciones sin sustancia, presentan un problema con las tragaperras y el 33’3% a las apuestas. «Tenemos que ofrecer respuestas más centradas en la persona, que atiendan la vulnerabilidad que presentan estos pacientes, cuando hablamos de adicciones», explica el presidente de Patim.

En esta jornada se ha hablado desde una perspectiva multidisciplinar de las cuestiones relativas al juego. Se ha hablado de menores y juego, de medios de comunicación y publicidad, así como de cuestiones jurídicas y de control del juego, además de la perspectiva psicológica en relación al juego online. «Existen diferencias significativas en cuanto a mujeres y hombres que juegan, ellas son más mayores, y sería muy interesante poder estudiar con más profundidad en qué medida influyen los estigmas y los estereotipos de género en esta diferencia», apunta López y Segarra.

El Estado, que según los artículos 39 y 43 de la Constitución garantiza la salud, integridad y protección social de los ciudadanos es el que debe arbitrar el marco legal del juego, no solo las empresas del juego mediante la autorregulación.

Fuente: UJI