Esta es una de las conclusiones de la tesis número 1.500 que se ha leído en la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche en sus 20 años de historia. Este estudio del doctorando Félix Mateo Cubo está dirigido por el profesor del Área de Educación Física y Deportiva de la UMH Manuel Moya Ramón.
En el estudio han participado 24 estudiantes varones (22.8±3.3 años), a los que se les realizó una prueba de esfuerzo en tapiz rodante para delimitar, en función de sus umbrales fisiológicos (VT1, VT2 y VO2max), las intensidades a las que realizaron la sesión de baja, moderada y alta intensidad de cada una de las 2 actividades: judo y carrera. Tanto en judo como en carrera, para determinar el efecto agudo de las diferentes sesiones de entrenamiento a nivel físico y psicológico los participantes completaron una serie de cuestionarios nada más terminar la sesión: el estado afectivo positivo y negativo (EAEA), Vitalidad Subjetiva (VS), escala de agotamiento (AGOT) y percepción del esfuerzo (CR-10). Asimismo, se tomaron muestras de lactato durante los 2 minutos posteriores al final de la sesión y, a la mañana siguiente de haber realizado la sesión, los participantes completaron unos cuestionarios que versaban sobre la calidad del sueño (KSD), la calidad de la recuperación (TQR) y el dolor muscular (MS).
Según el doctorando, la práctica de actividad física en la actualidad está condicionada por diferentes variables y una de las más importantes es la intensidad en la que realizamos las sesiones. Esta es la variable principal que nos lleva a decidir entre practicar un tipo u otro de actividad, ya que el aumento de la intensidad influye directamente sobre los diferentes tipos de bienestar. Por ello, se debe ofrecer a la población actividades que permitan conocer qué intensidades y tipos de actividad física aguda mejoran el bienestar físico y psicológico.
De todas las perspectivas del bienestar psicológico, la tesis se centra en el modelo propuesto por Deci & Ryan, 2008, en el que se distinguen 2 dimensiones: hedonismo (estado afectivo) y la eudaimonia (vitalidad subjetiva). Siguiendo estas dos dimensiones, tras la realización de actividad física las personas experimentan diferentes emociones positivas o negativas y diferentes grados de satisfacción con la práctica realizada. Estas variables actuarían como mediadoras sobre la intención de práctica futura. Por ello, es interesante conocer el tipo de actividades físicas que desencadenan conductas más adaptativas hacia la práctica regular de actividad física saludable.
Fuente: UMH