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Software para mejorar la productividad en las fábricas a través del diseño del puesto de trabajo

Proyecto MAN-MADEEl Instituto de Biomecánica (IBV) ha participado en el proyecto europeo Man-Made, donde se ha definido un nuevo modelo de puesto de trabajo socialmente sostenible donde la dimensión humana es la piedra-angular.

El principal resultado obtenido por esta iniciativa ha sido poner a disposición de las empresas una herramienta completa que facilita la adaptación de los puestos de trabajo a las capacidades, habilidades, características y experiencia de los trabajadores, favoreciendo de este modo una planificación de la producción más eficiente y, por supuesto, una mayor satisfacción y seguridad de los trabajadores.

Según explica la directora de innovación en el ámbito de Salud Laboral del IBV, Mercedes Sanchis, “como resultado de este proyecto, hemos desarrollado un sistema compuesto de diversas herramientas software que permiten por un lado recopilar información de los trabajadores, de la fábrica y del contexto, y por otro, herramientas que permiten explotar dicha información en el diseño de tareas, el diseño y configuración del puesto de trabajo, la asignación de personal, la detección de necesidades formativas, etc”.

Los principales beneficios del proyecto Man-Made para las empresas son, según Sanchis, “lograr un impacto positivo en la tasa de productividad debido a una optimización de la asignación de los recursos humanos y la reducción de los accidentes. Este impacto está garantizado por la influencia y relevancia de los socios del proyecto como es el caso de Whirlpool (con más de 14.000 trabajadores) y Alstom (con más de 92.000 trabajadores en todo el mundo) y que han colaborado en la iniciativa”.

La gran innovación del proyecto Man-Made ha sido “considerar que los trabajadores están en el centro de la fábrica. Por una parte, desde el punto de vista de la adaptación del puesto de trabajo y de la producción a las habilidades, experiencia y características de cada trabajador; y por otra desde el punto de vista de la capacidad/aptitud para aprovechar al máximo los conocimientos y potenciales de los trabajadores, de todas las edades y perfiles, al mismo tiempo que se fomenta la mejora de la seguridad” ha añadido Sanchis.

Este nuevo modelo se sustenta en cuatro pilares básicos que son: conocer al trabajador, la fábrica y el contexto; el diseño e implementación de un puesto de trabajo antropocéntrico, ergonómico y seguro; la planificación de la producción y organización del trabajo, así como la producción en fábricas conscientes del contexto e integradas en su entorno social.

Esta iniciativa busca romper con las dinámicas que en la actualidad no tienen en cuenta las características, capacidades, necesidades y habilidades de los trabajadores a la hora de ubicar a éstos en un puesto de trabajo, ni tampoco sus conocimientos y experiencia en la organización de las tareas y en la planificación de la producción, desaprovechándose el potencial humano del conjunto de los trabajadores.

En el escenario actual, de envejecimiento demográfico y alargamiento de la vida laboral, es esencial controlar y entender mejor las relaciones entre las condiciones de trabajo y las personas a lo largo de su carrera profesional.

Según se afirma en la Sexta Encuesta Europea sobre condiciones de trabajo (EWCS) son especialmente relevantes las condiciones de trabajo difíciles que pueden provocar una salida prematura del mercado laboral o que infrautilizan el potencial de los trabajadores.

Por ejemplo, algunas condiciones de trabajo que pueden tener efectos negativos sobre la salud si son mantenidas durante un tiempo son la exposición a movimientos repetitivos y a posturas inadecuadas. Esta Encuesta muestra que el 61% y el 43%, respectivamente, de los trabajadores europeos, afirmaron estar expuestos a estos dos factores de riesgo al menos durante una cuarta parte del tiempo.

“Cambiar de paradigma y apostar por metodologías que mejoren la productividad a través de un diseño del puesto de trabajo adaptado a las personas contribuirá decisivamente a hacer frente a estos desafíos”, concluye Sanchis.

El consorcio del proyecto ha contado con la participación, además del IBV, ALSTOM (España) y Whirpool (Italia), de SUPSI (Suiza), POLIMI (Italia), SYNESIS (Italia), TTS (Italia), ITESM (México) y FRAMOS (Alemania).

Fuente: IBV